Seguridad de un pillo

A nuestro mejor silbante Joel Aguilar Chicas, le tocó ser el cuarto árbitro de un delincuente vestido de negro

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Geiger ya hizo el daño a panameños y llega el pelotón al rescate. Aguilar Chicas en su única participación, la de la polémica.

/ Foto Por edhdep

Por Por Manuel Cañadas | @memecanadas

2015-07-23 12:31:00

En un partido de fútbol el cuarto árbitro es el ayudante de los ayudantes, quien hace los mandados. El pariente pobre que tiene una parcela a la orilla de la cancha, aunque no debe pasar de la línea de cal. 

Está para indicar los cambios, revisar los tacos de quienes entran, decomisarles con el rigor de un seguridad de aeropuerto todo aquello que no tenga nada que ver con el juego, porque algunos futbolistas son capaces de llevar alfileres, pañales, máscaras, objetos contundentes.

Su momento de gloria aparece cuando le toca levantar un rótulo luminoso para indicar los minutos de descuento, papel que la FIFA en sus ansias mercantiles podría considerar para que una rubia despampanante lo haga, así como en el boxeo. Sería una forma sexi de ayudar al espéctaculo. Ellos están a la espera de que ocurra algún accidente para entrar en acción, con la plena seguridad de que son un pararrayos para los reclamos y berrinches de los entrenadores, auxiliares y jugadores de reserva. Y su tolerancia los puede llevar a entender y asimilar los desplantes y excesos como los del entrenador azteca Miguel Piojo Herrera, un energúmeno. Entonces se pueden dar el lujo de provocar que un personaje de renombre sea expulsado.

Pues nuestro mejor soplapitos Joel Aguilar Chicas fue el cuarto árbitro en el partido entre México y Panamá, pero la hizo de auxiliar no de cómplice. No obstante, sobre el final del partido adquirió un primer plano al constituirse en el abanderado de la comitiva que protegía al árbitro Mark Geiger. Es que no faltaba un canalero que lo quisiera agredir y tomarse justicia por su propia mano. 

Parecía uno de esos custodios que van cuidando que la turba no le haga nada a un delincuente. Sabía Joel que su compañero de oficio merecía cargar con una culpa pero no le quedaba de otra. Y el árbitro de marras debe haber suspirado por el peligro en que estaba, con la satisfacción de que tenía salvado su futuro. Seguramente entró a la cancha con una misión que de haber jugado bien la selección de México hubiera sido viable, pero Panamá que se aplica y rinde una buena faena. El delantero panameño Luis Tejada al minuto 24 comete una falta y lo expulsa. La tarea iba tomando forma. Pero los canaleros están bien parados y anotan, México se va encima y no hay forma de derrotar a Jaime Penedo. 

En tales circunstancias Mark decide unirse al club del guatemalteco Wálter López y se inventa un penal ante los ojos del mundo. ¡Vaya descaro!. Tal actitud provoca el enojo de los panameños, incluso la crítica de los periodistas mexicanos y la consabida actitud de los jugadores mexicanos de que pasando iban. Después de todo clasificar a la gran final de la forma como lo hayan hecho les significa mucho dinero.

El mal para los panameños ya estaba hecho, el bien para los mexicanos también y su negocio consumado. ¡Pura corrupción!. La situación se pone más dudosa cuando recordamos que Mark Geiger fue el árbitro que pitó dos partidos en sendas goleadas a equipos nacionales donde se sospecha la sombra del amaño: Pumas 8 - Metapán 0 y Toluca 5 - FAS 0. Entendemos que la pena máxima en el fútbol es una visión personal del árbitro, pero existen normas para cumplirlas.

Y esas deben ser consideradas por al árbitro como imprudentes, temerarias o el uso de fuerza excesiva: dar o intentar dar una patada a un adversarios, poner o intentar ponerle una zancadilla, saltar sober él, cargarlo, golpearlo, empujarlo, realizar una entrada contra él, sujetarlos, escupirlo, y tocar el esférico deliberadamente con la mano, claro que se exceptúa al guardamenta dentro de su propia área penál. Siendo la pena máxima en el fútbol, debe tener enorme criterio para sancionala porque es igual de malo pitar penales inexistentes como no pitar los que son. Y jamás inventárselos de la nada y en este caso menos, cuando un mexicano había cometido antes una falta.Pero este Geiger sí que se salió de toda consideración, es una vergüenza para todos aquellos que tanto amamos a este deporte.