Que la prioridad sea cambiar el fútbol

El responsable de llevar adelante ese desafío es Jorge Rajo, quien recientemente asumió por elección las riendas de la Fesfut

descripción de la imagen

Comité Ejecutivo inicial de la Fesfut 2014-2018: de izq. a der.: ??merson ??valos, Francisco Peñate, Hugo Carrillo, Jorge Rajo, Víctor Gómez, ??lcides Ortez y Mauricio Zometa.

/ Foto Por EDH / Mauricio Cáceres

Por Fernando Palomo/ Twitter: @Palomo_ESPN

2014-08-04 12:08:00

Regular la vida del fútbol salvadoreño. Esto se leía en el Artículo 3 inciso B de los primeros estatutos de la Federación Salvadoreña de Fútbol. La Fesfut los había aprobado en julio de 1936 y fueron admitidos por el poder ejecutivo para su publicación en el último Diario Oficial de ese año.

Han pasado 78 años y ese principio no cambia. Ante la recurrencia irregular que propone la elección de un nuevo directorio de la Fesfut también es válido afirmar que no cambian los retos para quien se hace cargo de uno de los puestos de dirigencia más importantes en el país. Si este Comité Ejecutivo no ejecuta, el fútbol nacional seguirá reciclando ideas, reclamando resultados, exigiendo una alegría.

El fútbol es el deporte más importante en El Salvador. Claro que no es el único, pero en una nación carente de cultura deportiva y de una estructura que promueva sistemáticamente la práctica deportiva es difícil imaginar que surja otra disciplina que rompa con la hegemonía del fútbol. 

Asumido esto y la condición de espectáculo popular que el juego conlleva, el fútbol podría ser considerado como la actividad cultural de mayor interés para la sociedad salvadoreña. El deporte de las mayorías no logra, sin embargo, suficientes apoyos de los sectores activos del país para lograr acortar las distancias entre la realidad y la expectativa. 

El fútbol es un punto de encuentro para una sociedad dividida, política y socialmente. Sociedad que suele encontrar en el fútbol afinidades que no consigue en otros espacios. Aún y con este poder de seducción ha sido un fenómeno atendido desde un ímpetu desordenado muy distanciado de lo que el deporte requiere para desarrollarse.

Mucho entusiasmo sin dirección. Mucha pasión sin rumbo. El Salvador es un país que quiere al fútbol e idealiza competir en un escenario acorde a su entusiasmo. Existen ingredientes suficientes para que sembrando con orden, firmeza y disciplina, no esté lejos el día en el que se puedan cosechar frutos en forma de triunfos.

La realidad, sin embargo, es otra. Cada ciclo dirigencial arranca con la idea puesta en la construcción de un equipo de fútbol y la solución de los problemas de un equipo de fútbol. "La prioridad #1 es la Selección Mayor que tiene presentación en Uncaf", declaró solo minutos después de su elección el nuevo presidente de la Fesfut. 

Entendiendo que a Jorge Rajo le preocupa el compromiso inminente, pero que no sea este el tema que más le ocupe. Con la estructura correcta la selección y las selecciones de fútbol no tendrían que ser de su principal atención. La prioridad #1 del presidente de la Fesfut es que dentro de cuatro años no hablemos más de los mismos problemas que frenan al fútbol salvadoreño. Estos no se resuelven con un triunfo o un empate de la Selecta. 

Si el primero de los temas será la Selección Nacional la nueva Fesfut buscará mejorar el fútbol nacional desde el lugar equivocado. La Selecta suele ser el reflejo de la realidad del fútbol salvadoreño. En las escasas y rezagadas buenas, es la mejor manta para tapar problemas. 

Apostar por un esporádico buen momento es más fácil que resolver el problema desde la raíz que tiene torcida a la realidad. El fútbol se resuelve reformulando la manera de hacerlo. Adoptando socios estratégicos que asistan a la creación de una hoja de ruta.

Profesionalizar el fútbol en todas sus áreas. Crear estructuras captar, educar, desarrollar y producir talento continuamente. El fútbol no es de ganar un partido, es contar con la disposición que permita hacerlo de manera más frecuente. 

En la última década El Salvador ha perdido más partidos de los que ha ganado. Treinta y tres triunfos en 132 partidos. La mitad de esos triunfos acumulados ante rivales como Belice, Surinam, Guyana, República Dominicana, Anguila, Nicaragua, Haití. 

En la última década El Salvador gana un partido de cada cuatro que disputa. Si esta es la realidad, y difícilmente la tendencia se revierta en dos años que duran las eliminatorias rumbo a Rusia 2018. 

La invitación esta hecha para los nuevos dirigentes: ejecuten proyectos que cambien la tendencia. Proyectos distintos. Pensar solo en la Selecta no es efectivo. En 132 partidos en la última década El Salvado empató 22 y perdió 77.

La realidad es verdaderamente molesta: El Salvador en el fútbol no es un país ganador. Lamento creer que llegar a un Mundial no haría nada por resolver lo que estructuralmente anda mal. 

La preparación integral del jugador de fútbol. Ofrecerle las herramientas para competir con dignidad y con opciones en cualquier escenario del fútbol mundial tendría que ser la prioridad. Corregir el rumbo trazado por erráticas formas de trabajo que limitan las posibilidades de competir en un nivel acorde a la expectativa de una colectivo envidiable: la afición. La Selecta es un equipo, que la prioridad sea regular la vida del fútbol salvadoreño. De lo contrario esta página podría reciclarse en cuatro años.