Capturan a sospechoso de asesinar a joven salvadoreña en Huntington

Maggie Rosales fue encontrada apuñalada el 12 de octubre en Huntington Station

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Adam Saalfield presunto responsable del homicidio de salvadoreña.

Por Carmen Molina Tamacas

2014-10-30 7:30:00

“Asesinatos sin resolver elevan voz que pregunta por la justicia para los pobres”. Con ese título, el periódico The New York Times analizó este fin de semana una ola de crímenes que ha conmocionado a los asentamientos hispanos en Long Island; el más reciente es el de una adolescente salvadoreña que fue apuñalada en Huntington.

Ayer miércoles, las autoridades anunciaron el arresto de Adam Saalfield, de 21 años, sospechoso de haber apuñalado a la joven Rosales. Enfrenta los cargos de asesinato en segundo grado y permaneció en las instalaciones del Tercer Precinto de la policía. Será presentado hoy Ante la Corte del Primer Distrito en Central Islip, informó el periódico Newsday.

Sin respuesta

El cuerpo de Maggie Sánchez, de 18 años, fue encontrado el domingo 12 de octubre, a las 11:25 de la noche, en Lynch Street. Tenía una herida profunda en el torso y fue pronunciada muerta en el lugar por los médicos forenses.

De acuerdo con el periódico, se trata del cuarto asesinato sin resolver en lo que va del año en este vecindario de gran influencia centroamericana, lo cual ha desatado la indignación de sus habitantes que han salido a protestar en las calles y ante las autoridades.

Maggie Rosales estudiaba en Walt Whitman High School, cumplió años el 2 de octubre y soñaba con ir a la Universidad. En una entrevista con el periódico, su padre, César Rosales, contó que la noche que fue asesinada intentó persuadirla de no salir. Pero ella se bañó, se vistió y le dijo que iba a ir a cenar con un primo; salió a las 11:00 de la noche diciendo “Me voy, voy a salir”.

Desconsolado, el señor Rosales -quien dejó El Salvador en 1985- dijo que espera que las autoridades cumplan su promesa de resolver el crimen.

“Lo único que puedo decir sobre mi hija es que era muy social”, manifestó a reporteros de Newsday al día siguiente del asesinato, poco después de haber sido informado por la policía. “Ella nunca ha tenido problemas con nadie”, añadió.

No solo el asesinato ya es una situación trágica para esta familia. Los medios de comunicación han destacado que la misma comunidad criticó a las autoridades por el trato que dio a la escena del crimen: permitieron que el cadáver permaneciera a la intemperie por más de seis horas.

Esta ha sido la gota que ha rebalsado el vaso para la comunidad ubicada 45 millas al este de Manhattan que se siente atemorizada por el auge de la violencia relacionada con el tráfico de drogas y pandillas. Delegaciones de ciudadanos han pedido cuentas a la policía, salieron a protestar a las calles y encararon al ejecutivo del condado, Steve Bellone y al jefe de la policía, James Burke. Ambos funcionarios se comprometieron a reforzar la seguridad.

La sede policial de Huntington Station, responsable del sector donde Maggie fue asesinada, informó que desde que fue establecida en el verano, ha arrestado a unos 300 sospechosos en distintos casos, la mayoría por tráfico de drogas, robos y otros delitos.

Osman Canales es un salvadoreño originario de La Unión que lleva viviendo más de 12 años en Huntington y ha participado en las protestas contra las autoridades. En una breve conversación electrónica con El Diario de Hoy, lamentó que la violencia que cobra vidas inocentes va en auge.

“Cada año se pone peor. Ha habido suicidios y otros crímenes violentos bien seguido. Hace unos años asesinaron al padre de uno de mis amigos casi en frente de su casa y a unas cuadras de donde yo vivo. Ha habido muchos crímenes que la Policía no ha dado resultado de quién los hace. Viendo tanta gente morir y los electos oficiales no hacer lo suficiente para parar esta violencia es lo que ha colmado la paciencia en nuestra comunidad”.

El Times destacó que el registro de la población hispana en Huntington subió de 12,837 a 22,207 en una década. La mayoría de sus habitantes trabaja en el área de servicios, jardinería y restaurantes en residenciales acomodados.

Los periódicos locales han destacado que el asesinato de Maggie se suma a otros crímenes sin respuesta ocurridos recientemente en Huntington. Antes de la joven, Daniel Carbajal, de 25 años, fue asesinado el 23 de julio al recibir un balazo en la cabeza, el cual fue disparado por un hombre que abrió fuego contra él y un grupo de amigos en East 9th Street.

Antes que ellos, Luis Ramos-Rodríguez, de 38 años, fue asesinado afuera de un restaurante en la transitada avenida New York. Hace menos de un año, el cadáver de Sarah Strobel, de 23, fue encontrado en la vereda de una reserva natural.

“¿Por qué tantas muertes violentas? ¿Están relacionadas? ¿Hay algún patrón? ¿Es, como algunos residentes temen, que la comunidad está viendo un resurgimiento de la actividad de las pandillas que hace algunos años requirió una respuesta conjunta federal estatal y del condado para eliminarla?”, cuestionó por su parte el columnista de Newsday, Joye Brown.

El ejecutivo del condado, Steve Bellone, declaró que “atroces crímenes de esta naturaleza son inaceptables”, según citó The New York Times. “No se cree que no hay conexión entre los cuatro asesinatos, ni tampoco la policía cree que el homicidio de Maggie Rosales estaba relacionado con pandillas o un caso de violencia al azar.”