Ante el revés, ahora amenazan con protestas callejeras

Son respetuosos de la ley, de la libertad de palabra, de los procesos electorales cuando les conviene, pero una vez que agarran algo ya no lo quieren soltar, alegando aquello de que “lo conquistado no se entrega”.

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La capitana Sandra Hernández, de 36 años, posa para un retrato junto a su helicóptero en la base de la MINUSMA en Tombuctú. Foto/AFP

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2018-03-13 9:26:13

“¡…Jalisco nunca pierde, y si pierde, arrebaaataaa…!”.

Al salirles a los efemelenistas el tiro por la culta, un diputado que muy pronto ya no lo será amenazó con que emprenderán luchas callejeras “con el pueblo”, pues creen haber ganado el derecho a perpetuarse en el poder.

“Con el pueblo”, no el que los derrotó en las urnas, sino las turbas que suelen lanzar para amedrentar a magistrados y líderes de la oposición.

En esto repiten su táctica de siempre: son respetuosos de la ley, de la libertad de palabra, de los procesos electorales cuando les conviene, pero una vez que agarran algo ya no lo quieren soltar, alegando aquello de que “lo conquistado no se entrega”.

Cuando se le preguntaba a Castro sobre elecciones en Cuba, su respuesta era que “el pueblo ya votó” al aclamar a los muy odoríficos barbudos cuando bajaron de la Sierra Maestra, en 1959.

La amenaza del próximo a ser exdiputado puede reflejar lo que oye de otros de sus camaradas, lo que debe abrir aún más los ojos a los salvadoreños: si se decantan por estos socialistas del Siglo XXI y otros totalitarios en las venideras elecciones, puede ser que voten por última vez, pues ellos suprimen las elecciones de ciudadanos que ejercen el voto individual, informado y secreto, lo reemplazan por ruedas de caballitos.

Las ruedas de caballitos (el mismo individuo vota varias veces ) es uno de los ardides al que echan mano los déspotas del signo que sean.

En los despotismos, cuando se “elige” lo hacen “a mano alzada”, con lo cual el apoyo al carnicero de turno llega al casi al ciento por ciento, o se presentan urnas pre-rellenadas usando las ruedas de caballitos.

Ruedas de caballitos como las de siempre

Hace tres años el partido oficial celebró una convención, muy publicitada, donde “a calzón quitado” los dirigentes expusieron su programa para perpetuarse en el poder. Entre los propósitos estaban los siguientes: introducir militantes en la Corte Suprema y la Sala de lo Constitucional; inculcar la lucha de clases en las escuelas y fortalecer la línea política dogmática entre su militancia; hacer uso de todo su aparataje comunicacional y del gobierno para “derrotar la campaña del enemigo” y “divulgar con la mayor sistematicidad, amplitud y alcance los resultados de la gestión de los gobiernos”, etc.

Y aquí cabe la pregunta a los salvadoreños: en semejante esquema, ¿cuál es el papel o la función de los que no pertenecen al círculo de los elegidos? Su puesto, en la base de la pirámide, es el de obedecer, servir, pasar hambre y, como pidió Ortega a los nicaragüenses de la tercera edad, morirse, no seguir consumiendo, tirarse de picada al suelo como los pelícanos.

Hay siempre Judas que se creen capaces de burlar a los estalinistas, de robarse el show.

No hay remedio contra el fanatismo, el mismo azote del Medio Oriente, de Afganistán con los talibanes, de Nigeria con los de Boko Haram.