La renuncia de los que están a la cabeza del FMLN han pedido algunos de sus militantes, atribuyéndoles el desastre electoral que con gran probabilidad va a marcar al movimiento para futuro.
Pero reemplazar a esos “históricos” no será nada fácil, pues ellos llegaron donde están pasando por encima de muchos otros, excluyéndolos, marginándolos por sus planteamientos progresistas y hasta expulsándolos de la manera más arbitraria.
Pero aun si consiguen renovar la cúpula, quienes lleguen a capitanear el FMLN enfrentan igual fracaso que los actuales, pues el problema es que no encaja en esta época como en ninguna otra, una ideología engusanada desde el momento en que Marx lanzó el “manifiesto comunista” hace ciento setenta años, en 1848.
Que se vayan para su casa los actuales directivos tiene sentido por un hecho, cual es su ceguera en medir los efectos de sus actos entre la población, que se ha empobrecido aceleradamente al mismo tiempo que ellos se enriquecen y además hacen ostentación de ello, como Funes en Nicaragua.
Los efemelenistas en la cúpula no cobran conciencia de que gastar dinero como marineros borrachos muy pronto les lleva a estrellarse contra la realidad.
Ponerse de pie no se logra con desórdenes y griteríos en la calle como ha amenazado un diputado saliente, pues mientras más desorden armen, peor irán las cosas, más rápido será el empobrecimiento de la gente y más fuerte el rechazo al actual gobierno.
La gran interrogante es cómo recomponer el país, recoger los pedazos del jarrón que ellos rompieron y armarlo de nuevo.
La nueva Legislatura tiene herramientas que pueden contribuir a esa reconstrucción, la principal de ellas, eliminar muchos de los impuestos que agobian a productores y, por lo mismo, también a los pobladores, que pagan esos tributos a través de las alzas de precios y la cada vez más aguda falta de empleo.
Es de rigor, en esto, no aprobar más préstamos, ni autorizar la emisión de Letes ni seguir pagando a los trabajadores risibles tasas por los dineros de sus ahorros de pensiones.
Esas medidas son esenciales para que la gente tenga más confianza en su país y su futuro y en tal manera invierta en él los ahorros que se logren reduciendo impuestos.
Cuando hay libertad la gente
reconstruye naciones
Esto que señalamos parte de una realidad humana, política y económica: solo la gente es capaz de poner de pie a su país, como lo hicieron los alemanes después de la espantosa destrucción sufrida cuando estaban derrotados.
Los niños y las mujeres iban a recoger en las ruinas ladrillos y hierro con el cual reedificar sus viviendas, como ahora los salvadoreños, de adoptar medidas sensatas la nueva Legislatura, podrán detener el deterioro y la corrupción y emprender el camino de la salvación nacional.
La nueva legislatura debe formar comisiones que investiguen la robadera, rescate la institucionalidad del declive que sufre, acabar con el desvalijamiento de los pobladores, entrarle al problema de la inseguridad, el narcotráfico y la relación con la narcodictadura venezolana.