Conservemos parte del agua que cae a raudales

No moverse, o depender únicamente de pozos y profundizarlos no es solución, sino postergar las soluciones, seguir en el mismo baile en que estamos desde hace tiempo.

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Una fan apoya a México durante el partido ante Trinidad y Tobago en Puerto España. Foto AFP

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2017-06-20 8:24:13

El burro, la zanahoria y el palo…

Se ilustra la marcha de un burro con su jinete sosteniendo una zanahoria frente a él, zanahoria que no puede alcanzar pero que lo hace moverse en esa dirección, como los galgos que corren detrás de un conejo que tampoco llegan a comerse.

Y, con sus obvias variantes, es lo que sucede con el hombre: alcanzar el premio es lo que mueve a la mayor parte del género humano, que va tras dinero, tras una agraciada joven, tras prestigio, poder, un empleo.

Y esto, mutatis mutandis, lo decimos respecto a las grandes tormentas que han caído y que inundaron varias poblaciones y zonas, a la crónica falta de agua que se sufre en muchas partes, desde vecindarios al poniente del Zoológico (más de tres meses sin recibirla) hasta cantones que todavía dependen del chorro en la plaza pública.

Abunda en cantidades enormes en unos lugares y falta en otros. Lo lógico es aprovechar esa agua que cae del cielo, para que se quede una parte en tierra, que no corra al mar.

La zanahoria en este caso es incentivar pueblos y municipios para conservar una parte del agua que cae, filtrarla al subsuelo o formar estanques, un tema que al menos una vez al año desarrollamos en este espacio editorial.

Un incentivo es que el gobierno compre agua, no en pipas sino de personas que formen estanques para recoger agua y luego abastecer desde pueblos hasta ciudades.

Los primeros que pueden entrar en tal negocio son los miembros de tierras del sector reformado, todas en quiebra, por lo que sólo pueden salir gananciosos del negocio, pues no se requiere gran labor para instalar reservorios, los que luego pueden conectarse entre sí.

Otra solución es que cada comunidad haga tapadas en cauces, riachuelos y ríos, para formar estanques, sembrarles tilapias y tener agua para el verano, que puede también potabilizarse.

Con un Bobcat una administración de aguas puede ir de lugar en lugar a lo largo de zonas secas, haciendo pequeños diques.

Una cosa es clara: no moverse, o depender únicamente de pozos y profundizarlos no es solución, sino postergar las soluciones, seguir en el mismo baile en que estamos desde hace tiempo, en parte porque la guerra de los 80 absorbió los recursos requeridos para mejorar la infraestructura de todos los servicios esenciales.

Se ríen de los salvadoreños con paraísos que existen en el papel

Los problemas del agua, de las escuelas, de la infraestructura en general, la falta de mantenimiento, el riesgo de caer en la insolvencia, se resolverían si el país fuera como lo describieron representantes del gobierno en la cumbre de Miami, un país de fantasía donde hay una relación muy constructiva entre el sector de trabajo y el partido en el gobierno.

De seguro algunos se habrán reído en su interior al pensar en lo que sólo existe en el papel de un discurso.

El discurso fue una cosa; la realidad, descrita por Samuel Quirós en su mensaje en la ASI, es otra: la de un permanente hostigamiento y presiones contra los emprendedores. Desconocidos propósitos pero muy conocidas consecuencias: el deterioro de la economía, la destrucción del empleo.