Obispos piden el respaldo del Papa al pueblo venezolano

La fórmula de los dictadores en todo el globo, desde Erdogan de Turquía y Assad en Siria, es perseguir sin tregua a sus opositores, torturarlos y matarlos, no buscar soluciones negociadas, pues nadie puede negociar con un Drácula.

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2017-06-18 8:33:00

Los obispos venezolanos denunciaron ante el Papa Francisco las continuas violaciones a los derechos humanos y la crisis humanitaria causada en Venezuela por la dictadura de Maduro, que ha provocado una hambruna de horror y muchos asesinados.

El periódico El País de España publicó que “el grave conflicto de Venezuela es uno de los pocos asuntos en los que el Papa no ha logrado llevar a buen puerto su habilidad para fraguar acuerdos. Cada vez que el Pontífice afronta el tema —y lo ha hecho recurrentemente— termina atrapado en el fuego cruzado de una crisis en la que tiende a ser instrumentalizado por el gobierno o criticado por algunos sectores de la oposición, que le reclaman menos tibieza en sus posiciones”.

“Por eso, la reunión con los obispos venezolanos puede interpretarse también como una petición para que se involucre más en la resolución del conflicto”, dice la publicación.

Aunque el encuentro fue a puerta cerrada, el medio digital Infobae fue más allá y lo calificó como un implícito reclamo al Papa, pues los obispos le entregaron un informe de la represión y las decenas de muertos de los últimos meses.

El Pontífice ha venido promoviendo el “diálogo”, diciendo que “todo lo que se pueda hacer por Venezuela hay que hacerlo, pero con las garantías necesarias. Si no, jugamos al pin-pin-pirulero”.

Los obispos han negado diferencias con el Pontífice y revelaron que lo vieron “realmente conmovido por la situación, muy pensativo y, al mismo tiempo, en la certeza manifestada por él de que tenemos, como Conferencia Episcopal, todo su apoyo y todo el apoyo de la Santa Sede y que el pueblo venezolano tiene toda su cercanía y también todo su apoyo”.

Los despotismos usan el diálogo para oxiginarse

El público, contundente y masivo rechazo de los venezolanos al narcodespotismo está a la orden del día y no admite más compases de espera.

Fue precisamente manipulando procesos electorales que Hugo Chávez se entronizó en Venezuela, pues controlaba los mecanismos electorales, ponía las reglas, rechazó una y otra vez la presencia de observadores imparciales… No se puede hablar de diálogo y elecciones en un país controlado por una dictadura, pues esto es aprovechado suciamente por el régimen de Maduro.

La fórmula de los dictadores en todo el globo, desde Erdogan de Turquía y Assad en Siria, es perseguir sin tregua a sus opositores, torturarlos y matarlos, no buscar soluciones negociadas, pues nadie puede negociar con un Drácula.

El chavismo y el castrismo exhiben sus fracasos, sus terribles crueldades, su miseria, sin que los convencidos (si realmente lo son) cambien sus posturas, a menos que se trate de intelectos superiores como los escritores que rechazaron el comunismo –Silone, Koestler, Werfel y otros– cuando los soviéticos invadieron Hungría.

El peronismo, por ejemplo, destruyó la prosperidad y riqueza de los previos ciento cincuenta años que hicieron de Argentina uno de los diez países más prósperos del mundo, una especie de cornucopia que además de tener industrias y estructuras de servicio, competía con Estados Unidos y Ucrania por el calificativo de “granero del mundo”.

Rusia fue convertida por los bolcheviques en un país del Tercer Mundo, aunque con formidables ejércitos. Siempre queda la pregunta: ¿cómo puede un joven estudiante en Kiev durante los años del comunismo ser comunista después de ver el desastre del experimento, desastre económico, humano, artístico, intelectual?