El nepotismo es censurable al tratarse de cargos públicos

El dueño de negocios privados corre con los gastos y las consecuencias de nombramientos, a diferencia de nombramientos que hacen funcionarios y que es el conglomerado el que paga el precio de ineptos o incapaces desempeñando cargos públicos.

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2017-06-13 8:43:10

El nepotismo es un mal que afecta todas las actividades humanas dijo en una ponencia el Fiscal General de la República, Douglas Meléndez en un evento organizado por la Embajada del Reino Unido; el funcionario planteó que es costumbre distribuir cargos entre cheros, parientes, amigatelas, correligionarios… pero hay un decisivo factor que no menciona y debemos poner atención:

Una cosa es que Juan, dueño del taller, nombre a una guapa amiga suya como recepcionista y otra que un ministro, digamos el de Agricultura o el de Economía, meta a media parentela en cargos estatales.

Juan puede gastar un dineral no sólo en sus parentelas, sino renovando su oficina, abriendo una sucursal en Santa Ana o contratando a empleados de sus competidores, pues estando en una sociedad libre nadie se lo impide siempre que todo se haga en el marco de las leyes.

Juan toma las decisiones, asume los riesgos y asimismo corre tanto con pérdidas como con ganancias.

Pero cosa muy distinta es lo que viene sucediendo en el país en los dos últimos gobiernos del FMLN, comenzaron a nombrar correligionarios, parentelas y amigatelas en los cargos públicos, despidiendo, “por no ser de confianza”, funcionarios de larga trayectoria, reemplazándolos en su mayor parte por gente sin conocimientos, sin experiencia y sin idoneidad.

Y la diferencia es muy clara: el dueño de negocios privados corre con los gastos y las consecuencias de nombramientos, a diferencia de nombramientos que hacen funcionarios y que es el conglomerado social es el que paga el precio de ineptos o incapaces desempeñando cargos públicos.

En el mundo del trabajo las familias se esfuerzan por educar a sus hijos, prepararlos en algún oficio, profesión o para continuar con el negocio de sus padres.

Y no sólo los educan, sino que con frecuencia los nombran en puestos menores en sus propias empresas o actividades, o les consiguen trabajo ad honorem en otras organizaciones para que se responsabilicen y conozcan el mundo real, que aprecien el valor del dinero y el privilegio de hacer cosas útiles.

Muchos hijos de emprendedores comienzan como pasapapeles desde adolescentes, lo que tiene el valor agregado de que no sólo van conociendo el negocio sino que además se vinculan con el personal.

Es frecuente que personas de un nivel modesto se ocupen de que sus hijos e hijas reciban una educación universitaria.

Y tal es el caso de artesanos, obreros, operarios especializados que se esfuerzan por pasar sus conocimientos a sus hijos y sobrinos.

Cumpla con el deber de jueces: ser imparcial, no tomar partido

La gente “normal” en el sentido de ser la mayoría de los salvadoreños, no se inician perpetrando fechorías o destruyendo, como es el caso de los efemelenistas, que aprendieron a destruir y a victimizar pero no a construir.

Pues una cosa es dinamitar un puente y otra muy distinta es construirlos.

En el largo camino de los aprendizajes los jóvenes, desde el hijo de un fontanero hasta el de un gran comerciante, aprenden además a cumplir con la ley, a no caer en censurables conductas o cometer delitos que puedan llevarlos a ser procesados. Y ese es el motivo que es muy, muy raro que jóvenes o miembros del sector productivo cometan delitos.

Ya que está pontificando, que el fiscal cumpla actuando imparcialmente, sin favorecer a nadie, absolutamente a nadie.