La Venezuela de hoy sometida a rigurosa dieta

Maduro, como Stalin y Mao, supone que lo mejor para un pueblo es contar con un líder de su tipo que piense por ellos, decida por ellos y también engorde en su nombre.

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Foto Por edhdep

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2016-09-05 9:01:00

En la lógica de los del partido oficial en El Salvador, puede ser posible que las fotos publicadas el viernes sean más bien de un multitudinario apoyo de los venezolanos a Maduro, ya que, según ellos, tal señor ha hecho muchas cosas buenas por su país, entre ellas obligar a la gente que sufre de sobrepeso a hacer dietas draconianas, inclusive pasar dos o tres días por semana sin comer.

A la dieta hay que agregar otro factor: que al cortarse el suministro eléctrico por varias horas durante el día y haber nulo suministro de gas, los venezolanos tienen que comer cosas crudas, como los crudites en Francia y el sashimi japonés, aunque eso no es tan agradable cuando “el plato del día” es lo que se encontró en el basurero.

Los venezolanos pueden hacer suyo lo recomendado a sus súbditos por Kim Jong Un, el norcoreano, quien recetó al pueblo comer perros después de apalearlos hasta la muerte para que su carne fuera “más sabrosa”.

Por ahora los salvadoreños están a la espera de que el partido oficial enumere las “buenas cosas” que Maduro ha hecho por los venezolanos y que el millón de personas que invadieron las principales calles de Caracas o fue en su apoyo o se corrió la voz de que había pan, pollos y papel higiénico a la venta libre.

Maduro, como  Stalin y Mao, supone que lo mejor para un pueblo es contar con un líder de su tipo que piense por ellos, decida por ellos y también engorde en su nombre, lo mismo que está sucediendo en nuestro suelo, donde quieren reducir drásticamente la esfera ocupada por las decisiones y actos de cada salvadoreño.

Así intentan justificar el respaldo a Maduro: a los venezolanos “no se les puede dejar solos”, como sucede en Nicaragua, donde los sandinistas se toman la molestia de votar por el resto de la gente.

No estamos tan lejos de eso. Cuando un magistrado de la Sala de lo Constitucional organizó una charla de divulgación popular de la Constitución en Chalatenango, un grupo de individuos afines al partido en el gobierno, portando pancartas, le impidió el paso.

El grupo en el poder pretende suprimir el derecho a escoger lo que la gente oye, lee o hace, ser ellos los que decidan por uno, como en Norcorea.
 

“¿Prefieren papel higiénico o  
la revolución bolivariana?”
  

 Después de proclamar a los cuatro vientos su apoyo incondicional “a las causas populares”, de marchar gritando que la voz del pueblo es la voz de Dios,  los dirigentes oficialistas niegan y repudian lo que está a la vista del mundo: una gigantesca –nunca antes vista en el Hemisferio– manifestación de repudio a Maduro y sus políticas, las que han llevado a la ruina y el hambre a Venezuela, como la corruptela  está dando un golpe de muerte a Brasil como tierra del futuro.

Pero concediendo el beneficio de la duda, preguntamos ¿cuáles son las buenas cosas que, según el oficialismo salvadoreño, está haciendo Maduro por Venezuela, por los que mueren en los hospitales por falta de asistencia, por la falta de comida…?

¿Qué programas, acciones, peroratas, pueden justificar que no haya pan en las panaderías, medicinas en los hospitales, papel higiénico en las tiendas, agua en los grifos…?