Cuba retorna al capitalismo y aquí se retorna a la caverna

Aquí, en cambio, los rojos anuncian una marcha hacia la Edad de Piedra, las mordazas totales, la judicatura política y de allí, al derrumbe del Orden de Derecho, la supresión de la propiedad privada y, como consecuencia, la represión general

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San Salvador, Martes 10 de noviembre de 2015. / Foto Por Omar Carbonero

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2015-11-10 9:37:00

Abiertamente los comunistas continúan en su conspiración para implantar en este suelo una dictadura al estilo de la cubana, en momentos en que el castrismo se está desarticulando a causa de su estrepitoso fracaso humano, económico, social y político.

El desplome cubano no se debe a un cambio en la mentalidad de los Castro –los fanáticos mueren fanáticos aunque les sometan a una lobotomía– sino al colapso de Venezuela y los subsidios que eran el sostén del régimen, y el colapso de la corruptocracia brasileña, otra fuente de dinero y respaldo político.

La marcha de la historia dejó al castrismo desnudo en medio de la noche fría, con una sola alternativa: agarrarse del salvavidas que le tiraron los estadounidenses pero que lleva sus condiciones, la más importante de las cuales es hacer la transición a la democracia y el mercado.
Y, al aceptar la oferta, evitan que los cubanos enjuicien y encarcelen a los Castro y a todo el politburó.

Aquí, en cambio, los rojos anuncian una marcha hacia la Edad de Piedra, las mordazas totales, la judicatura política y de allí, al derrumbe del Orden de Derecho, la supresión de la propiedad privada y, como consecuencia, la represión general.
 

A la semana de “revolución”
el país estaría colapsado
 

Con la economía bajo control de los comunistas sobrevendría un colapso, no sólo de lo que dirigen ahora emprendedores y productores independientes, desde pequeños comercios y granjas hasta las empresas exportadoras, sino todo el castillo de naipes que los rojos han montado echando mano del petróleo de Venezuela y los presupuestos estatales.

No hay que esperar a que los rojos den un golpe de Estado, deroguen la Constitución y se posesionen de empresas, propiedades y medios de información para saber lo que vendrá: el país ya pasó por eso cuando la Reforma Agraria en 1980.

Los jornaleros y los designados por la Junta de entonces para llevar a cabo la toma de tierras procedieron, de inmediato, a saquear esas propiedades, a cortar las áreas boscosas para vender los árboles como leña, a robarse lo que encontraban en las casas de los dueños (incluyendo ropa y fotos de familia), a rematar las reservas de granos y las cosechas, a comerse en barbacoas al ganado reproductor, incluyendo ejemplares que costaban varios miles de dólares.

Y todo en nombre de las reivindicaciones populares…

 Como son decenas de miles las empresas que operan en el país y por ser esta clase de “ocupación proletaria” un asalto sin control, pues es imposible de controlar, pronto el dinero en caja desaparece, lo de valor desaparece, las existencias desaparecen y los mercancías que hubiera desaparecen.

En una semana negocios, comercios y fábricas se vuelven imposibles de operar, en parte porque ninguno de los abanderados de “el pueblo” podrá firmar retiros de los bancos ya que sus firmas no estarían registradas, pagar por materias primas, pagar a proveedores, pagar salarios…