Más gastos legislativos versus penurias hospitalarias

Hay dignidad legislativa pero no hay dignidad hospitalaria, como lo vienen denunciando los médicos de las entidades y lo que ha dado lugar a despidos, represalias y acosos de parte de los titulares

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elsalvador.com

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2015-08-31 9:08:00

Para sostener un nivel digno en sus actividades, los estadistas de la Asamblea Legislativa se han recetado un incremento de medio millón de dólares a su presupuesto, dinero, estimados lectores, que sale de los bolsillos de todos los salvadoreños.

Da la gran casualidad que el incremento se decreta al mismo tiempo que se hace público uno de los serios problemas que están experimentando las pacientes y personal del nuevo hospital de Maternidad, “el hospital de la primera piedra”, al no contar con equipos de lavandería que funcionen, lo que obliga a las pacientes a envolverse con los trapos que encuentran a mano.

El hospital sufre además de desperfectos en varias dependencias y nadie está seguro de la solidez de su estructura, ya que fue construido a la carrera en la previa presidencia, la única “obra” que dejó.

La construcción fue concluida a la carrera para “cumplir la promesa” de Funes, lo que reafirma lo dicho por sindicalistas acerca del uso de materiales de baja calidad (una tubería ubicada entre el techo y el cielo falso se rompió sobre una oficina) y múltiples chambonadas más.

El que las pacientes se tengan que envolver con lo que tengan a mano, hasta cierto punto explica lo dispuesto por su director de impedir la entrada de periodistas, pues no quiere correr el riesgo de que más de alguna de ellas esté sin poder cubrirse, lo que no tiene nada de digno.

Hay dignidad legislativa pero no hay dignidad hospitalaria, como lo vienen denunciando los médicos de las entidades, lo que ha dado lugar a despidos, represalias y acosos de parte de los titulares que, en vez de corregir las anomalías, faltantes y abusos que se sufren en todo el sistema, la emprenden contra sus críticos.

Se señala y se critica para corregir lo que anda mal

Los titulares de Salud, es obvio, no tienen la capacidad para administrar los recursos que se les asignan, no se ocupan de corregir fallas de bulto como el caso de las lavanderías, nada parecen entender de mantenimientos, no intentan trabajar en armonía con el personal hospitalario ni se molestan en recorrer las instalaciones o hablar con los pacientes.

En lo que no les falla la puntualidad es en cobrar sus salarios y sus dietas.

Como esa gente pasó enmontada durante años de años, desconoce lo elemental de cómo opera la producción, cómo se establecen prioridades para cumplir lo básico de un servicio, cómo debe ser el flujo del abastecimiento de insumos como las medicinas, cómo se controlan las jornadas de trabajo…

Y en esto aclararemos cuál es la función de los informadores, tanto en un sector como salud, como respecto al quehacer general del país: averiguar lo que no marcha bien, recoger quejas, destacar logros, señalar deficiencias,  en otros términos, hacer el trabajo de recopilar hechos y datos, para que el público y las autoridades lo sepan y puedan funcionar mejor.

En estas páginas se dio a conocer la inoperancia de los elevadores en el Rosales, la falta de aire acondicionado en los quirófanos del hospital Bloom, la carencia de medicinas para los hemofílicos y muchos hechos más, no para fastidiar a nadie sino para que esas deficiencias se corrigieran.

Y aquí retomamos lo mencionado arriba: que los diputados se asignen más presupuesto pero qué poco se hace para corregir graves deficiencias en servicios.