Con mañas y dados cargados quieren ser “grandes empresarios”

Aquí no vale lo de "o todos en la cama o todos en el suelo"; pueden estar seguros, estimados lectores, de que los negocios que se emprendan en nombre del Estado van a beneficiar a miembros del partido oficial

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elsalvador.com

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2015-06-11 5:00:00

La última gran pensada es promover la inversión “del Estado” en actividades y negocios, propuesta que encaja con el plan rojo de caerle encima a los medios de producción, según el esquema proclamado por Marx hace más de ciento setenta años.

El objetivo, empero, choca con la realidad del mundo de hoy, en el cual los medios de producción no son tanto máquinas y puertos o sembrados, cuanto conocimiento, inversión, ideas innovadoras, arrojo y experiencia.

El lustroso ejemplo de una inversión pública y sus nefastas consecuencias es, desde luego, el Sitramss, donde el gobierno mete dinero de los contribuyentes, va a embolsarse las ganancias (cuando las haya), pero pasa las pérdidas al país, pérdidas se deben agregar al deterioro de los automotores y a la destrucción de las vías alternas, además de los graves inconvenientes causados a la gente.

Los grandes negocios “del Estado” que se anuncian se van a montar con dineros del presupuesto, cargando los dados a favor del proyecto (lo que también es una sustracción deshonesta de recursos públicos), manipulando regulaciones y leyes para que el asunto funcione y hostigando a competidores, lo que va en contra de la supuesta imparcialidad que toda gestión pública debe tener.

Para eliminar o coartar la competencia cargan los dados a su favor, sea a través de regulaciones que encarecen servicios y productos de los competidores, sea excluyendo a otros participantes, sea persiguiendo a empresas, sea impidiendo movimientos comerciales, sea elevando cargas impositivas.

No se trata tanto de competencia desleal o manipulaciones, cuanto de sustraer recursos por medios ilegítimos —lo que es un robo a la colectividad—, reducir la eficiencia de la economía, generar pérdidas en otros campos y afectar, en forma negativa, el empleo.

Ellos quieren estar en la cama

y que el país quede en el suelo

La “participación estatal” consiste en iniciar los negocios tomando dinero del erario, construyendo infraestructura para su operación, apoyando lo que se hace con equipos y personal de entidades públicas, facilitando exportar… cuando se habló de la operación de líneas aéreas de bajo costo, la autoridad encargada mandó reparar de inmediato las pistas del aeropuerto civil de Ilopango, a lo que se suma la pronta aprobación de solicitudes, etcétera.

La economía progresa en la medida en que los recursos, tanto humanos como materiales y de conocimiento, se usan en la forma más eficiente posible, lo que sólo se logra cuando la competencia es limpia y basada en capacidades. Pero en el momento en que de competencia clara se pasa a movidas, en vez de avance se cae en retroceso.

Aquí no vale lo de “o todos en la cama o todos en el suelo”; pueden estar seguros, estimados lectores, de que los negocios que se emprendan en nombre del Estado van a beneficiar a miembros del partido oficial, los que dormirán en la cama mientras el resto de potenciales competidores irán al suelo como muchos de los pacientes de los hospitales públicos.

Es difícil y, por lo general, se vuelve imposible y ruinoso, para productores independientes, competir con montajes oficialistas, pues a cada paso van a encontrar estorbos, retardaciones, nuevas cargas, inspecciones y hostilidad; el favoritismo descarado estará siempre empujando a los oficialistas, como ha sido el caso de los comerciantes independientes de granos y la persecución que sufren y lo que nada se dice de los montajes del MAG.