Se debe averiguar el motivo de la gran deuda de Santa Tecla

Una enorme deuda sin señales de que haya sido invertida en obras perdurables y autosostenibles, como son las inversiones que se pagan solas y que contribuyan a mejorar la calidad de vida de una ciudad

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elsalvador.com

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2015-05-14 5:00:00

Cuarenta y cinco millones de dólares es la deuda que arrastra el municipio de Santa Tecla, según declaró el nuevo alcalde Roberto d’Aubuisson, una suma enorme para la ciudad que tendrán que pagar los tecleños en los venideros años, pese a que no se mira obra que la justifique.

Una enorme deuda sin señales de que haya sido invertida en obras perdurables y autosostenibles, como son las inversiones que se pagan solas y que contribuyan a mejorar la calidad de vida de una ciudad.

El alcalde debe investigar en qué se emplearon esos dineros, cómo se contabilizaron, qué pagos se hicieron con esos recursos y quiénes los recibieron, no sólo para que la gente conozca, lo que es su derecho, sino también porque de no hacerlo, más tarde los anteriores concejales tratarán de echar sobre D’Aubuisson la culpa de las irregularidades que se descubran.

Durante años se viene diciendo que la Alcaldía de Santa Tecla tenía la maña de pedir “donativos” para cualquier permiso que emitía, sin que nadie supiera qué uso se les daba a ellos. Y eso queda por averiguar, como también las denuncias de que la municipalidad se llenó de parientes del alcalde y de militantes rojos.

Y la peor señal la ha dado la Alcaldía de Santa Ana, que pretende “blindar” en sus empleos a militantes comunistas, pese a su manifiesta incapacidad para desempeñarse en esas responsabilidades.

El alcalde D’Aubuisson debe indagar el tren de vida de los previos concejales antes y después de asumir sus puestos, dónde vivían y viven ahora, las señales externas de sus bienes. Sobra con los casos del funesto corrupto que de casa alquilada pasó a suntuosas mansiones, o el del militante que de no tener nada es ahora inversionista en bienes raíces y dueño de empresas millonarias.

No deje el alcalde D’Aubuisson que el Sitramss destroce Santa Tecla

La honestidad debe ser y —a juicio nuestro será— guía y lema de la nueva administración, honestidad tanto en el uso y manejo de los caudales públicos, como en los programas y obras que se realicen. Y eso porque la mayoría de personas y familias vivimos en ciudades y son las ciudades los motores del progreso, de la cultura y del bienestar.

No es progreso llenar una ciudad de bares, permitir que operen prostíbulos, contratar obras y comprar equipos de mala calidad Dios sabe por qué razones, como fue el caso de San Salvador con los rojos y que con probabilidad puede repetirse dado que están nombrando a la misma gente, lo de los camioncitos chinos.

La tarea primordial de un gobierno, sea nacional o local, es cuidar de la seguridad y el bienestar de los pobladores. D’Aubuisson ha puesto énfasis en ello, lo que pasa por detener e investigar a individuos para saber dónde trabajan y por qué deambulan.

A ello se suma la limpieza de las calles, el cuidado de parques y jardines —y hay que proteger lo que queda en Santa Tecla—, los drenajes de agua, la reparación de calles. La gente debe sentirse tranquila en sus ciudades.

El nuevo alcalde debe evitar que el Sitramss llegue hasta Santa Tecla, si no quiere que las vías de la ciudad sean destrozadas y el tráfico se convierta en una pesadilla.