Opción preferencial por el fraude y la burla

El fraude es una señal muy fuerte de que no se puede anticipar el futuro ni se puede razonablemente planificar, ahorrar y construir para más adelante

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Jugadores de Marte celebran tras ganar a ??guila en el estadio Cuscatlán.

/ Foto Por Douglas Urquilla

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2015-03-15 5:00:00

La “opción preferencial por el fraude” se ha puesto en evidencia en el desorden, la tardanza descarada de los conteos, los movimientos con los vigilantes de las mesas, la contratación de muchas empresas en lugar de la ya probadas, las urnas con más papeletas de las reglamentarias y el reparto que pretenden hacer los comunistas y sus aliados.

Hay, en efecto, una masa de confundidos con el odio de clases que es el colchón histórico de los comunistas, pero esos votantes no son suficientes para controlar la Legislatura ni menos para formar gobierno. Y es de esa realidad que en las últimas tres elecciones ha habido múltiples denuncias de manipulación de votos, daños a los DUI de ciudadanos, amenazas de pandilleros, permisividad de la propaganda del oficialismo y grosera censura de los mensajes de los oposición.

“Lo grave no es haber perpetrado asesinatos, sino traerlo a la memoria del colectivo”.

Nada de esto sorprende pues los regímenes comunistas o no celebran elecciones o montan farsas como las del sandinismo nicaragüense y los chavistas venezolanos. Un caso más fue cuando la oposición venezolana denunció que los chavistas enviaron a Zelaya, de Honduras, el hombre del sombrero, un cargamento de votos impresos, muchos ya marcados y urnas pre-rellenadas.

Como advirtió Lord Acton, el poder corrompe, y el poder sin contrapesos como lo están montando los rojos en esta tierra, “corrompe absolutamente”.

Y de la corruptela abundan funestos ejemplos, como esos negocios millonarios propiedad de exmanicuristas…

Imponer esquemas que violentan la práctica democrática universal, lo que se ejerce en países tranquilos y civilizados que abarcan desde la India hasta Letonia, acarrea males muy graves, efectos que pueden destruir moral, económica y cívicamente a un pueblo.

Y eso es lo que ya se siente en El Salvador, desde la violencia sin freno a causa de la incapacidad y la falta de voluntad para combatirla, hasta la creciente dificultad para conseguir empleo, la deserción escolar, el cierre de negocios, la falta de inversión y el desplome de los servicios públicos, como lo vienen denunciando desde pacientes y asociaciones abocados a tratar dolencias como en el caso de la leucemia, hasta la persecución a médicos e internos en los hospitales.

Cada vez más cerca la dictadura,

dictadura hermanada con hambre

Un fraude y manipulaciones perversas destruyen la confianza de la gente en las instituciones básicas de un país, como en lo que sostiene el trabajo, la producción y el intercambio. El fraude es una señal muy fuerte de que no se puede anticipar el futuro ni se puede razonablemente planificar, ahorrar y construir para más adelante; el fraude es una prueba de que un régimen puede de la noche a la mañana cambiarlo todo y echarse en sus bolsillos lo que otros generan.

Por causa del desorden institucional y lo que el caos del proceso electoral último, la gente está despertando al engaño y la burla, que socavan la confianza de la población no solo en sus instituciones, sino en lo que hacen y lo que puede depararles el futuro.

Para muchos, el país está resquebrajándose bajo el peso del cinismo y la incapacidad, lo que se traduce en calamidades generales, frustración profunda, temor y bandolerismo sin control. Un efecto es el incremento de la pobreza; otro la angustia que cada ve más hace presa de las personas y las comunidades.