“Ni miedo ni desesperanza”, pese a asesinatos y extorsiones…

Desde que tomaron el poder político los comunistas vienen presionando, coartando y amenazando una libertad esencial para la democracia, la libre expresión: persiguen y amenazan a periodistas, bloquean publicidad

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Cristiano Ronaldo no verá afectado su bolsillo por perderse dos juegos de la Liga BBVA. Foto EDH

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2015-01-29 5:00:00

Al hablar sobre la “información veraz” la diputada efemelenista Guevara se envuelve en la bandera moral y afirma que “es un deber de todos contribuir a que seamos cada vez una sociedad leal a la verdad, menos promotora del miedo y la desesperanza…”

¿Quién dijo miedo? ¿Quién dijo desesperanza?

¿Quién dijo miedo en un país en el que día a día de diez a veinte personas son asesinadas, donde las pandillas criminales impiden que socorristas entren en poblados, en el que las extorsiones se imponen amenazando de muerte a sus víctimas y en la que negocios tras negocios tienen que cerrar, donde desalojan violentamente a la gente de sus viviendas?

Los comunistas se llenan la boca hablando de “información veraz”, de “ética periodística”, de “democratización de los medios” para disfrazar su propósito de regimentar lo que se dice y se difunde, censurar a la gente y sumir a los países en la oscuridad, silenciarlos y ensordecerlos.

No son ellos, especialistas en el engaño y las perfidias, los que cuentan con las credenciales éticas para juzgar lo que es “verdad” y no lo es, para disponer lo que se puede saber y lo que se debe ignorar.

La información está por doquier en el mundo actual, la era de la información, lo que pone al alcance de todos los ciudadanos de países libres, comparar, juzgar, descubrir al que miente y buscar las fuentes confiables, no depender de un burócrata que le diga lo que es o no es veraz. Decidirlo es un privilegio que no puede entregarse a otros, pues equivale a vender el intelecto y la independencia.

Desde que tomaron el poder político los comunistas vienen presionando, coartando y amenazando una libertad esencial para la democracia, la libre expresión: persiguen y amenazan a periodistas, bloquean publicidad, niegan información que debe ser del dominio público, esconden datos como en el caso de los viajes y los gastos de Funes, entregan ilícitamente frecuencias, echan a periodistas de la Asamblea…

¿Quién define lo que es veraz, si no el público que oye y lee?

Tampoco logran entender lo que separa lo gubernamental de lo que no lo es, de la esfera privada. A un redactor nuestro que preguntaba si el objetivo eran publicaciones que no le agradan al Gobierno la diputada Guevara declaró lo siguiente:

“No sé quién es el Gobierno. El Gobierno somos muchos, cuando el agrado suyo y el mío pueden estar más cerca que otros, no hay un termómetro para medir el agrado del Gobierno y el del ciudadano. Queremos que haya ética en todo, incluyendo los medios de comunicación, en la empresa privada, en los partidos, en las escuelas…”.

El gobierno, todo gobierno, se enmarca en precisas competencias y funciones que no se pueden sobrepasar. Un burócrata sale de su oficina y, a partir de ese momento, se convierte en un ciudadano común que compra, cuida a su familia interactúa con sus vecinos, etc. El cargo le impone obligaciones permanentes por el hecho mismo de manejar recursos públicos. No debe abusar de su poder ni aceptar sobornos “en sus horas libres”.

Tú, yo y el otro somos parte del Estado pero no necesariamente somos gobierno. No comprenderlo es muy grave, como grave es también que se arroguen la facultad de decir lo que es ético o no lo es cuando toleran la corrupción y caen en un descarado nepotismo.