La última gran ocurrencia: ¡Planes de cinco y veinte años!

¿Qué es lo contrario de la planificación? Pues dejar que sean las personas quienes definan lo que les gusta, lo que compran, lo que rechazan, en qué invierten, cuáles empleos buscan

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2015-01-18 5:00:00

No existe ningún país próspero que se rija con planes quinquenales, ni menos planificaciones que abarquen veinte años, como anuncia el gobierno que es su propósito en adelante.

¿De dónde los “planes quinquenales”? En países autoritarios, en las dictaduras comunistas, en naciones colapsadas, los que capitanean el Estado se creen más preparados, más listos, que la gente para definir hacia dónde se marcha, qué bienes hay que producir y en qué cuantías, los colores de la ropa, si se va a sembrar más frijol que maicillo o si se importarán automóviles o van a prohibirse y así ad náuseam…

“Grandes planificadores” fueron Mao y Stalin; el primero impuso un solo gabán para los hombres y un modelo floreado para las mujeres, para así lograr más eficiencia en el uso de recursos, en este caso fibras y colorantes. Y de plan en plan ambos hundieron a China y a Rusia en el Cuarto Mundo.

Es además muy gracioso, trágicamente gracioso, que los grupos en el poder, que han mostrado sus brillantes capacidades planificadoras con el Sitramss, el Puerto de La Unión, los servicios casi colapsados de Salud, la escasez de agua, etc., ahora están en la pila de decirle a toda la gente qué debe hacer, dónde trabajar, etcétera.

¿Qué es lo contrario de la planificación? Pues dejar que sean las personas quienes definan lo que les gusta, lo que compran, lo que rechazan, en qué invierten, cuáles empleos buscan, cómo les agrada vivir, qué música oyen, qué leen, cómo ocupan sus fines de semana y sus asuetos.

Juan sigue a determinados equipos, compra camisas de su conjunto favorito, sintoniza la emisora que transmite programas de su agrado… y lo hace en forma distinta de Pedro o de la gente en su vecindario. Y esto es a diferencia de países como Cuba y Venezuela, donde los amos los limitan grandemente en lo que hacen, cómo se alimentan y lo que está disponible.

Quieren mover a los países desde sus tinieblas mentales

El talón de Aquiles, lo que es en extremo vulnerable de la “planificación” como se les ha ocurrido a los comunistas aquí, el problema de toda planificación autoritaria, es que planifican sumidos en las tinieblas, sin saber lo que la gente quiere, cuáles son las fortalezas de un país y sus debilidades, lo opuesto a lo que sucede en los mercados, no sólo en los mercados financieros de Londres o Tokio, sino también en el mercado de una población en El Salvador.

En los puestos de venta del mercado saben si están comprando tomates, si les gustan a las doñas las blusas con bordados o las prefieren estampadas, si compran refrescos con gas o escogen el agua… y cada compra que hacen o dejan de hacer, envía señales al que cultiva tomates, al que elabora blusas o al que fabrica bebidas para las masas.

Y ¡ay de quien se equivoque o no entienda que, en países libres, “el consumidor es rey”!, mientras en los despotismos el reyecito es quien está a la cabeza de la banda en el poder y que presume saberlo todo.

En las dictaduras no existen medios independientes que informen a la población lo que está disponible y cosas como las tendencias en la moda o las películas de éxito. La gente está a oscuras y sus amos aún en mayor oscurana.