No vale, como idealismo, unirse a bandas terroristas

No es idealismo asesinar a rehenes ni comerciar con cadáveres ni secuestrar a personas inocentes e indefensas

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Héctor Ramos cabecea el balón durante el entrenamiento de Metapán.

/ Foto Por Marlon Hernández

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2014-12-04 5:00:00

En Europa, como en los Estados Unidos, se están dando casos de jóvenes que se convierten al Islam, pierden la cabeza y cogen camino al Medio Oriente para unirse a las “guerras santas” contra lo que sea, algunos a incorporarse a los terroristas de Al-Qaeda, otros a los del ISIS.

Hace pocos días un apreciado articulista publicó una nota donde hablaba sobre cómo muchos jóvenes, “idealistas”, se incorporaron a las guerrillas centroamericanas para luchar por la justicia, la democracia, etcétera. Pero una cosa es andar de iluso y querer cambiar al mundo y otra muy distinta es ponerse bajo la bandera de los que secuestran, extorsionan y asesinan.

Y eso es precisamente lo que sucede con los yihadistas occidentales: hacen causa común con enloquecidos que decapitan, asesinan a prisioneros, persiguen a minorías, destruyen patrimonios históricos y religiosos y pretenden imponer su ley a sangre y fuego.

Los yihadistas occidentales han decapitado rehenes a sangre fría: un yihadista inglés al periodista James Foley; aparentemente un yihadista francés a otro estadounidense, un hombre que había ido al Medio Oriente a prestar servicios médicos y asistenciales a las víctimas del horror en Siria.

No es idealismo ser partícipe de bandas del terror, asesinar gente inocente, bombardear mezquitas o sinagogas, perpetrar una matanza de niños ni violentar mujeres como lo están haciendo los del ISIS.

No es idealismo asesinar a rehenes ni comerciar con cadáveres ni secuestrar a personas inocentes e indefensas.

La reacción en varios países era de esperarse: van a monitorear lo que sucede en mezquitas y barriadas musulmanas, poniendo especial atención en jóvenes que expresan el deseo de ir a matar, aunque lo de matar lo denominen “lucha”. Y a varios de estos desquiciados les han decomisado sus pasaportes y puesto en alerta a líneas aéreas.

Nunca son más valientes que con personas indefensas

Nadie con un vestigio de humanidad puede ser indiferente al espanto que tiene lugar en el Medio Oriente, donde chiítas y sunitas se están exterminando, como si en nuestros países una secta protestante comience a exterminar a otra a causa de variantes en la interpretación bíblica.

Pero sobre eso hay otra siniestra amenaza: esos yihadistas pueden estar siendo entrenados para perpetrar matanzas y desastres en países europeos, pues inclusive ya se dio el caso de un enloquecido que mató con un hacha a un indefenso guardia inglés.

Y un loco hace cientos: un tocado de la cabeza en Estados Unidos se puso uniforme de ranger o algo similar, se preparó con armas y mató a dos pobres agentes policiales, para luego entregarse a la policía como un asustado conejo.

De hecho, un yihadista francés, que es el experto en explosivos del ISIS, dedica su tiempo a idear bombas escondidas en teléfonos, en calzoncillos impregnados de dinamita, en auriculares… de hecho esa es de las pocas áreas en las que terroristas y guerrilleros trabajan: maquinar maneras para secuestrar, matar y volar desde puentes hasta cajas telefónicas.

La amenaza incluye a grupos yihadistas manipulados hasta los “espontáneos”, como esos que matan a estudiantes en escuelas y universidades de Estados Unidos. Pero lo que siempre les caracteriza es el ensañamiento contra personas indefensas, totalmente indefensas que o están en el lugar equivocado o caen en poder de verdugos, como el pobre francés que viajó un fin de semana a Argelia y fue decapitado.