La Sala rescata los ahorros de los trabajadores salvadoreños

Las personas que han laborado toda su vida y ahorraron lo que pudieron se dan cuenta de que otros, los que dicen luchar por los pobres, están haciendo fiesta con esos ahorros…

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Jugadores de el Guadalupano, celebran tras ganar el campenato de la Segunda División en el pasado torneo de Apertura. Foto EDH

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2014-12-28 6:00:00

Los usuarios del sistema de pensiones tienen derecho a que les paguen intereses acordes a las tasas del mercado por el manejo de sus ahorros frente a los intereses exiguos que actualmente les paga el gobierno, sentenció la Sala de lo Constitucional. Como denunció en su momento el sindicalista Ricardo Soriano, hasta el momento las cuentas de los ahorrantes venían siendo “saqueadas” por los sucesivos gobiernos, que no ven dinero ajeno sin intentar caerle encima.

Para agregar insulto al agravio, el dinero que se recauda tanto a través de impuestos, tasas, gravámenes y donaciones forzadas como con los recursos de las AFP no se usa con eficiencia para brindar adecuados servicios públicos, sino que se despilfarra en empleomanía, lo “privatizan” los corruptos, sirve para pagar viajes inútiles de diputados y funcionarios, es el sostén de parentelas de políticos y además se gasta en obras y programas fracasados, como el Sitramss, el hoyo de El Chaparral o el sostén de un puerto abandonado por inepcia.

Nunca antes, lo saben todos, se recaudaron más fondos vía impuestos como ahora, pero nunca antes los servicios públicos estuvieron peor, a lo que se suma la nula obra pública realizada desde hace diez años.

El manoseo de los ahorros, que inclusive iban a usarse para cubrir deudas del gobierno con otros pensionados (por aquello de “solidaridad, igualdad”, etcétera) llegó a ser considerado un robo por los sindicalistas, como denunció Soriano, porque se obligaba a invertir esos dineros a una tasa muy por debajo de las prevalecientes en el mercado.

Como resultado de esto, la mayoría de personas que se acogieron a las AFP ha perdido al menos un cuarenta por ciento de su dinero. Y los anteriores esquemas, desde el aún vigente en el Seguro Social, quebraron o están en bancarrota, como están en bancarrota los sistemas de reparto en Francia y España.

Lo mejor que puede pasarle a alguien que llega a los dorados años es seguir trabajando. continuar produciendo, mantenerse aprendiendo y ser útil para sí mismo y para quienes lo rodean. Pero el duro trabajo, la contaminación ambiental, las fatigas del tráfico, el dejar de pensar, el alcohol y los cigarrillos más la tensión derivada de la violencia hacen que muchas personas envejezcan antes de tiempo. Los golpea duramente el no tener mayores ahorros o perderlos por la voracidad estatal, a lo que se agregan los ineficientes servicios de Salud Pública.

Los servicios públicos son la opción para los “menos jóvenes” del país

Los “menos jóvenes” son también los menos saludables entre la gente, lo que les obliga en su mayoría a depender de la asistencia pública para curarse o evitar sufrimientos y dolores.

Y aunque haya diputados comunistas que aseguren que “las enfermedades se curan solas en un ochenta por ciento”, la realidad es que los reumas, los problemas renales, las dolencias crónicas, la respiración trabajosa, etc., requieren de medicamentos y de atención, pero lo uno como lo otro ha ido en descenso desde que la izquierda reivindicadora tomó en sus manos presupuestos y cargos públicos y los ha llevado a extremos patéticos.

Y la mejor prueba de que hay descuido e inepcia en manejar los servicios asistenciales, que los médicos del Rosales y del Zacamil lo pasan denunciando.

Pero, ¿qué alternativas tiene una pareja de viejos sino acudir a esos centros tan mal administrados por quienes nunca trabajaron en el mundo real y nunca administraron siquiera una tienda de barrio?

Las personas que han laborado toda su vida y ahorraron lo que pudieron se dan cuenta de que otros, los que dicen luchar por los pobres, están haciendo fiesta con esos ahorros…