Le cayeron a los bancos en 1980 y en meses estaban quebrados

Nadie se transforma en banquero sentándose en el escritorio de un banquero, como se dieron cuenta los golpistas al caerle a los bancos del país, entidades que en menos de un año estaban en la bancarrota

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Honduras estará en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en la disciplina de fútbol. Foto EDH 

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2014-11-13 5:00:00

” Tener el poder, el poder económico, el poder de los medios de comunicación, a beneficio del pueblo salvadoreño”, es lo que se proponen dos figuras del comunismo, que el martes conmemoraron, en el cementerio de La Bermeja, las muertes y destrucción de la ofensiva Hasta el Tope de 1989.

Lo que buscan equivale a ir tras la botija de oro al pie del arcoíris, correr detrás de la propia sombra, ir siguiendo el espejismo en el horizonte…

Los comunistas aquí, como es la tragedia en otros países, pueden hacerse con el poder político, el poder para oprimir, el poder para amordazar a los opositores, el poder para encarcelar y fusilar, el poder para convertir un territorio en un enorme campo de concentración, el poder para generar hambre y multiplicar a los pobres.

Pero el poder económico es otra cosa, pues no está concentrado en un lugar, en una persona, en una estructura como para usurparlo y hacerse con él sin que, en ese momento, comience a desintegrarse, a irse como agua entre los dedos. El poder económico se asienta sobre la capacidad para organizar, administrar, generar riqueza, coordinar acciones, acoplarse a cadenas productivas.

Y ese poder económico es un intangible que se apoya, en gran parte, sobre intangibles, intangibles de enorme fuerza como es el orden jurídico, la existencia de reglas, de normas para intercambiar con otros, de confianza, de largos tratos, de saber lo que el público quiere, de suplir las demandas generales.

Nadie se convierte en gran violinista quitándole su instrumento a un maestro. Pasa de no ser violinista a ladrón de violines.

Igualmente, nadie se transforma en banquero sentándose en el escritorio de un banquero, como se dieron cuenta los golpistas al caerle a los bancos del país, entidades que en menos de un año estaban en la bancarrota.

Lo que también sucedió con las propiedades agrarias: les cayeron encima con la tropa, las entregaron a “el pueblo”, el pueblo se comió las semillas y el ganado, con el resultado de que al día de hoy son tierras casi en abandono, endeudadas hasta la coronilla como el régimen está endeudando al país.

En las dictaduras sólo existen hojas y difusoras de propaganda

Ninguno de los exaltados rojos que proclamaron sus convicciones sobre el poder económico ha generado riqueza en su vida, producido algo de valor, creado empleos. Por ello piensan que “hacerse con el poder económico” es asunto fácil; lo deciden, se toman empresas por la fuerza, echan a los empleados para poner a sus parientes y correligionarios, y asunto resuelto. Pero por milagro las empresas sobrevivirían más de unos meses, a menos que el grueso de la economía siga en manos de empresarios privados.

Igual con eso de caerle encima a los medios de comunicación “en beneficio del pueblo”.

¿Han visto esos soñadores rojos lo que ocurrió en Cuba con sus medios de comunicación y lo que está pasando en Venezuela? Lo que sucedió es que dejaron de existir, y del vibrante y excelente periodismo cubano, como ahora del venezolano, nada queda. De muchos medios de comunicación se pasó a muy pocos difusores de propaganda; “el periodismo” cubano es un diarucho pésimamente impreso, de ocho páginas, cuyo solo contenido es ensalzar a los Castro y la a dictadura.

Sólo en sociedades libres y democráticas hay medios de comunicación; dictadura y libre expresión son antagónicas.