“El FMLN debe recordar que son partido político y ahora Gobierno, a partir de los Acuerdos de Paz, por lo que el diálogo al que han convocado debe seguir ese mismo camino”, dijo Mauricio Vargas, participante en esas negociaciones y, a juzgar por lo que declaró en una entrevista a EL DIARIO DE HOY, está muy escéptico de lo que se puede esperar de los rojos en los venideros meses.
El montaje del oficialismo es lo usual: convocan al “diálogo”, rellenan de toda clase de grupos, desconocidos y oportunistas, el escenario de las conversaciones, pero no han iniciado cuando ya insultan y acusan a sus interlocutores.
Sumado a lo anterior, en forma paralela, incitan a las masas a denunciar y atacar a la Corte Suprema, denuncian a las organizaciones representativas de la sociedad y al sistema de justicia, montan marchas y demostraciones y denigran a quienes no están con ellos.
Lo que plantea el gobierno es que la problemática nacional y un entendimiento entre el oficialismo y la sociedad de trabajo surjan en una mesa de diálogo. Pero la mesa la montan ellos, nombran a los participantes, fijan sus protocolos y se reservan el derecho de aceptar lo que se pueda concluir allí.
Sin embargo, el único diálogo válido no es el que fija una de las partes, sino la discusión abierta y permanente de toda clase de temas en las instancias y los mecanismos de la verdadera democracia. El único diálogo con sentido abarca desde la discusión en foros, medios informativos, tanques de pensamiento y las legislaturas, hasta los medios sociales, las encuestas y el análisis racional de lo que se plantea.
Y es, precisamente, eso lo que los comunistas están intentando sofocar y anular, sea a través de coacciones contra los medios, sea echando mano a la compra de diputados, sea por la intimidación y las amenazas, como sucede con las marchas frente a la Corte Suprema.
Renuncien a sus creencias feudales e incorpórense al mundo actual
El ahora candidato Vargas hace referencia a los Acuerdos de Paz porque los comunistas nunca creyeron en lo que se hizo, sino que, como las bandas violentas del Medio Oriente, usaron ese escenario como una pausa para reagruparse, lamerse las heridas y esperar el momento de ir a una nueva ofensiva, que inicia al asumir el previo y actual regímenes.
No puede haber sinceridad en un diálogo cuando para presionar a la mesa se asesina a una escolar, hija de un militar…
Diálogo en una especie de circo por una parte, mientras por la otra se habla de “cambios profundos” que nunca terminan por definir aunque se presume que se trata de un venidero saqueo a profundidad. Y diálogo cuando hablan de “plan quinquenal”, que es el recurso de las economías colapsadas para sostener un remedo de abastecimiento a los pobladores. Pues no es el mercado y lo que desea y necesita la gente lo que fija la producción, sino burócratas que deciden desde cuántas camisas se van a suministrar a los súbditos hasta lo que éstos tienen que comer.
Igual que en Cuba, donde la leche es sólo para infantes, los médicos ganan alrededor de treinta dólares al mes y hay cartillas de racionamiento.
¿Quieren diálogo? Lo primero es cambiar el gabinete y nombrar a gente vinculada a la sociedad de trabajo, dejar de amenazar, renunciar al talibanismo ideológico…