Dejan a los pacientes sin cura y a los niños sin enseñanza

Si ahora no hay dinero para medicinas y atención para los enfermos, ni enseñanza para los niños, en pocos años tampoco lo habrá para los trabajadores del magisterio y Salud Pública

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elsalvador.com

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2014-09-11 5:00:00

Los motivos de la huelga de médicos y de maestros son válidos, aunque es lamentable que se paralicen servicios, dejando a pacientes sin atención y a niños sin enseñanza. Esta nueva crisis de descontento es una más causada por la inepcia y la enorme burocracia del régimen, que ha dejado las arcas públicas prácticamente vacías.

No hay dinero para medicinas, para reparar equipos en los hospitales, para insumos diversos en el cuidado de pacientes, como tampoco lo hay para que funcionen bien las escuelas y se reparen los daños que muchas sufren.

La causa es clara: los que capitanean el régimen se gastaron en ocho meses los presupuestos de todo el año, y se lo gastaron porque no pueden hacer una simple programación de gastos. Y aunque los maestros y médicos aspiren a incrementos salariales, el que puedan pagarles de manera puntual al final del año lo deben considerar un logro importante.

A este paso ningún servidor público puede estar seguro de cobrar salario en estos próximos meses.

Tampoco el régimen les está pagando a sus proveedores, desde los talleres que producen uniformes para el programa/ocurrencia de Funes, como a los productores de granos que sostienen el programa de semillas para la agricultura.

Pero de lo que todos pueden estar seguros es que a la nueva clase dorada, a los zánganos de la colmena, no les disminuirán un cinco.

No habrá ninguno de esos treinta mil nuevos empleados, que no se necesitaban, como de los otros diez mil contratados en distintas dependencias públicas y en la Asamblea Legislativa, a quien no le llegue su cheque con puntualidad. Y habrá dinero para viajes al Medio Oriente, a América del Sur, a Groenlandia, adonde se les antoje…

Piensen todos en lo que vendrá dentro de pocos años

Tanto maestros como médicos son testigos de primera línea de las terribles carencias que afrontan en sus respectivos sectores: no hay dinero para terminar las clases, para reparar techos, para dotar de yeso, plumones, cuadernos a los educandos, como no hay medicinas para los pacientes que llegan a los hospitales, para quienes sufren males crónicos, para los hemofílicos, para vacunar niños…

Los gremios deben exigir que se reduzca la burocracia a lo que era antes de la llegada de los regímenes de “el cambio”. Mientras no cese la sangría que sufre la economía nacional y que todos, por los efectos de cascada, tienen que costear, incluyendo el pago de los exorbitantes préstamos hechos para acolchonar y enriquecer a la nueva clase política, iremos de mal en peor.

La Asociación Salvadoreña de Industriales informó que ha habido una reducción de dos mil quinientos empleos en el sector libre, comprobando lo que la mayoría en este país sabe: podrá haber más empleo para los militantes rojos, pero esas plazas las paga la totalidad de ciudadanos, en particular los que “se ganan el pan con el sudor de su frente”.

Ha llegado el momento en que la mayoría de gente debe abrir los ojos y comprender que no se trata tanto de sacar ventaja para sí misma cuanto de darse cuenta del engaño montado y del saqueo que a todos afecta. Y, además, pensar en que si ahora no hay dinero para medicinas y atención para los enfermos, ni enseñanza para los niños, en pocos años tampoco lo habrá para los trabajadores del magisterio y Salud Pública.