No pueden con la chikunguña pero van a arreglar el ébola

Hay menos medicinas en los hospitales, más estragos de la chikunguña, menos vacunas para los niños, más compras de medicamentos que, pese a fabricarse en El Salvador, se adquieren en el exterior

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El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, inaugura el primer taller de autotrónica de su país, en San Pedro Sula, el pasado 28 de agosto.

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2014-09-17 5:00:00

La última gran pensada de Salud Pública es enviar a médicos salvadoreños, o cubano-salvadoreños, a África a combatir la epidemia del ébola, decisión teatral de un ente que no puede atender ni evitar la propagación de la chikunguña en su propio país.

Es la historia del individuo que tiene su casa hecha un desastre pero que se cree capaz de poner en orden las de sus vecinos o las que están al otro lado de los cerros.

No cuesta imaginar en lo que están pensando: formar una delegación de conmilitones para ir a África –-vía París y Johannesburg o donde haya buenos restaurantes, tiendas de lujo y cabarets— a hacer una evaluación de lo que se vive en allí, volver a El Salvador, comenzar a montar a los misioneros, comprar ambulancias a los chinos que vendieron los camiones chatarra recolectores de basura que están tirados, enviar a otra delegación para preparar el gran viaje… y así de despilfarro en despilfarro.

Y mientras el tiempo corre, hay menos medicinas en los hospitales salvadoreños, más estragos de la chikunguña, menos vacunas para los niños, más compras de medicamentos que, pese a fabricarse en El Salvador, se adquieren en el exterior con los simpáticos proveedores y etcétera…

“Candil de la calle, oscuridad de la casa”.

La propuesta es, a nuestro parecer, una cortina de humo para que la gente no piense en los graves problemas que aquejan los servicios públicos de salud en El Salvador.

Es claro que en esta tierra se viven dos mundos: el de las terribles realidades y carencias que se sufren, desde escuelas derrumbándose y sin fondos para finalizar el año hasta el deterioro de las calles del centro capitalino por las obras del interminable Sitramss, y el de los paraísos que pinta la masiva y multimillonaria campaña propagandística de los rojos, la engañabobos.

Van de ocurrencia en ocurrencia y dejan los proyectos tirados

Los africanos tienen suficientes problemas con la plaga del ébola como para estar recibiendo misiones que lleguen a estorbar, la misión de los “sobadores sin fronteras” que, en adelante, se prepararían para ir donde haya bulla o desastres, pero siempre vía París o San Francisco o ciudades dignamente preparadas para alegrías turísticas.

Todos esos meneos en Salud Pública, como en la mayoría de dependencias oficiales, son señales de la incapacidad para administrar, manejar con eficiencia presupuestos y recursos, prever emergencias, salir adelante de problemas, desconocer lo que en verdad sucede al otro lado de las puertas de los despachos ministeriales.

Por haberse pasado enmontados tantos años, al margen de la civilización y del mundo real del trabajo, van de palo de ciego en palo de ciego, comenzando proyectos y luego dejándolos tirados como sucedió con el de “Nuevo Mejicanos” y la gran promesa de construir doscientas cincuenta mil viviendas.

Lo grave es que al cerrar acceso a quienes no militan en sus movimientos, los rojos se empiscuchan unos a otros, se autofelicitan y se reafirman en la idea de que “el partido” está en posesión absoluta de la verdad y no necesita de aportes o ideas de nadie.

Pero hay ciencia, métodos, experiencias y reglas universales para administrar eficientemente, lograr crecimiento, corregir errores, salvar crisis, emplear recursos sin desperdicio, manejar presupuestos, prever el futuro… En el mundo real no se improvisan las cosas ni se salta de ocurrencia en ocurrencia.