No acaban de darles millones cuando ya quieren otra tajada

Dejan programas tirados como "Nuevo Mejicanos" o como la Lotería ex de beneficencia, una especie de zombi institucional que ha perdido el buen nombre que tuvo hasta que dio inicio "el cambio"

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2014-09-28 5:00:00

amos a suponer que los bancos internacionales, esos dadivosos prestamistas con el régimen más endeudado de la región, concedan los trescientos y tantos millones que al día siguiente de anunciarse la aprobación del Fomilenio II, ni cortos ni perezosos ya comenzaron a gestionar en Washington.

El Fomilenio son doscientos y tantos millones, pero estos quieren, para gastarlos ellos sin que otros metan sus narices, trescientos y tantos millones. Insaciables…

Y vamos a suponer, también, que el dinero que se reciba de los préstamos no pase de bolsillo en bolsillo, de programa en programa y de asignación en asignación hasta desaparecer, hasta que la tierra se lo trague y nadie dé cuenta de lo ocurrido, como es la norma desde hace más de diez años.

Supongamos que de veras el dinero se use para alegría y progreso de la zona costera, sin pasar caminos por recién compradas tierras de futuros desarrollos de playa…

Como elucubrar no es prohibido, es válido pensar en lo que puede suceder si el régimen coge ese dinero y lo utiliza para programas y proyectos que ellos mismos cocinen. Que haya dinero no sólo para andar regalando uniformes y zapatos como con la gran ocurrencia de Funes, la única obra de su ruinoso paso por el poder, sino para otras cosas, para lo que las comunidades digan que quieren después que agentes del régimen las visiten y les digan lo que deben de decir que quieren.

Lo primero será montar el proyecto entero, ir poniendo juntas las piezas del mosaico, un campo en el cual no sólo no destacan, sino que van de pensada en pensada, de remiendo en remiendo y de más remiendos en remiendos, para pasar a revisiones y nuevas pensadas, hasta volver irreconocible el punto de partida.

El problema con este régimen es que deja proyectos tirados

A ello se suma lo de dejar tiradas las cosas cuando no les salen bien o al presentarse otras exigencias. Dejan programas tirados como “Nuevo Mejicanos” o como la Lotería ex de beneficencia, una especie de zombi institucional que ha perdido el buen nombre que tuvo hasta que dio inicio “el cambio”.

Y quien no crea en eso de que el régimen deja tiradas las cosas, que visite el gran hoyo de El Chaparral, el Puerto de La Unión o el Aeropuerto Internacional.

Lo procedente, si es que los prestamistas prestan más dinero que tendrán que pagar todos los salvadoreños, es que el régimen exponga lo que piensan hacer, que inicie una discusión pública sobre los programas, que se hable de los costos que cada programa tendría, que se analicen alternativas, aunque eso vendría a ser algo absolutamente nuevo, pues son muy pocos los casos en que el régimen pide el parecer de otros, más estando ellos, o así lo creen, en plena posesión de la sabiduría del universo.

En esto de preguntar a la gente, pero no en los mítines populares que se vienen montando, en los que el régimen se oye a sí mismo, una especie de valle donde resuenan los ecos, sino en preguntar de veras, recuérdese que más sabe el loco de su casa que el cuerdo de la ajena, y más cuando el interlocutor es sordo a sonidos y ciego a realidades.

Esa, por cierto, es la función de los medios informativos: recoger el sentir de una nación.