Cada día se pone a prueba la lealtad de los lectores

El sostén principal de las dictaduras son las mordazas, el silenciar a la gente, el impedir que se proteste, el esconder la verdad. Por ello les causa enorme molestia que existan medios independientes

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Turcios, optimista y positivo tras su operación. 

/ Foto Por EDH - Víctor Zelada

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2014-04-03 5:00:00

El comercio, más que la industria y los servicios, mueve al mundo, un invento humano que hizo posible el establecimiento de las ciudades, el intercambio entre pueblos y culturas y que constituye, al día de hoy, el motor de la civilización.

En un nuevo proyecto del régimen para amordazar se hace una diferenciación entre “medios” públicos (las radios y emisoras estatales con escasa audiencia), los comunitarios (de interés muy limitado a un pueblo) y “los comerciales”, estos últimos emisoras y publicaciones independientes que se sostienen con sus propios recursos, que no reciben subsidios de nadie y, por lo mismo, se deben a sus públicos y se mantienen gracias a su profesionalismo y objetividad.

Los medios “comerciales”, a diferencia de los subsidiados o las hojas y emisoras oficiales, obedientes a gobiernos y municipios, tienen que ganar cada día su pan y lo ganan sirviendo a lectores y oyentes. Nadie obliga a nadie a comprar una revista o sintonizar un programa de televisión; es cada persona la que decide leer, ver y escuchar un diario o una estación entre lo mucho, muchísimo, que se ofrece y está disponible en un mercado, sea local, nacional o internacional.

El hecho de tener que pasar día a día la prueba de fuego de ser escogido trae su recompensa (la capacidad de sostenerse por sus propios recursos), pero en cierta forma esa recompensa puede resultar pasajera; cada día hay que asegurar la confianza de lectores y audiencias.

Y una de las claves para seguir con presencia es la credibilidad, el profesionalismo, los buenos criterios en escoger contenidos, la calidad de lo que se escribe y se transmite.

Y en esto los medios “comerciales” tienen que asegurar sus clientelas, sus audiencias y lectores, como los comercios tienen que servir bien a quienes los visitan y compran en sus locales.

El menor error puede resultar muy costoso para un restaurante “comercial”, para una clínica independiente, para un transportista o para una radiodifusora que miente, tergiversa o confunde; la gente “vota con sus pies”, dejando a quien le servía bien pero le falló o no pudo renovarse y actualizarse, y busca nuevas fuentes o nuevas tiendas.

Lo que más temen las dictaduras

es que la gente hable y se informe

Los medios “comerciales”, léase los independientes, están forzados, por los mercados y los cambiantes intereses de lectores y oyentes, a estar siempre a la vanguardia en formas de presentar contenidos, en calidad de impresión, en ser oportunos, en tener buenos criterios.

Y esta presión del cambio obliga a renovar equipos, tecnología, mejorar servicios, a estar más al tanto de lo que sucede en el país y el mundo. Y como buen ejemplo es el uso de drones por EL DIARIO DE HOY para que los lectores puedan traspasar barreras y obtener vistas panorámicas, como con la despiadada tala de árboles del Parque Infantil perpetrada por los del Sitramss, que se intentó esconder con cercos y vallas.

Y así, “sea dicho de paso”, puede la gente de San Salvador enterarse de la magnitud de los atascos, como del patético estado del hoyo que la CEL fabricó a un costo de más de cien millones de dólares.

El sostén principal de las dictaduras son las mordazas, el silenciar a la gente, el impedir que se proteste, el esconder la verdad. Por ello les causa enorme molestia que existan medios independientes…