Desarrollo y educación: metas del Fondo Monetario

La Educación ha venido siendo el niño abandonado, en parte a causa de aplicar al sistema erradas prioridades, o como consecuencia de las depredaciones de las pandillas y la agresión a centros escolares

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La atleta Michelle Velasco, durante una prueba pasada.

/ Foto Por EDH/Archivo

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2014-04-08 5:00:00

En la conferencia de Davos, que reúne a los dirigentes de las principales economías del mundo y a la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, se dijo que el énfasis de los venideros tiempos es el crecimiento económico y el desarrollo de igualdad de oportunidades, siendo un ejemplo a través de la educación.

Ese tendría que ser el gran cambio en las políticas fiscales de nuestro país, pasar de “exprimir lo más posible” a un esquema más ordenado, con visión de futuro, de un futuro de desarrollo, competitividad, sostenibilidad y elevación del ingreso a través de mayores inversiones y tecnificación.

Seguramente ese será el mensaje de las autoridades del Fondo a la misión de miembros del nuevo gobierno que viajará a Washington en los próximos días.

La tarea por delante, la cual se enfatiza con las declaraciones del futuro presidente, es superar la desconfianza, sosegar el ambiente y mejorar la comunicación entre los sectores importantes, claves, del país. Los últimos eventos comprueban que los productores, la economía natural, los que mueven, fabrican, dan empleo, generan impuestos y mantienen presencia en la región, no pueden seguir siendo ignorados ni menos hostigados sin que eso acarree graves perjuicios a la generalidad.

De la reunión con el FMI surgirán recomendaciones y sugerencias que, en beneficio de las partes involucradas, se deberán exponer, analizar, discutir y, de allí, definir políticas y cambios a lo que ahora está vigente. Y en esto de las políticas fiscales hay que ver las dos caras del asunto: hacer más eficiente y sana la recaudación, al mismo tiempo que se debe reducir el gasto, eliminando lo superfluo y reduciendo la empleomanía, en especial los veinte mil puestos burocráticos creados de la noche a la mañana sin una real justificación.

Esa es la reducción burocrática que se ha impuesto sobre Grecia y Portugal, entre otros países, para que continúen siendo miembros de pleno derecho de la Comunidad Europea.

Capital es confianza, institucionalidad,

leyes, conocimiento, tecnología

Recuperar la confianza a través de la comunicación y llevar a cabo un análisis franco de lo que se hace o proyecta hacer, es particularmente necesario en momentos en que las condiciones de trabajo e inversión de los países vecinos son mucho más atractivas que las del nuestro.

Equiparar incentivos para invertir, y entre esos incentivos el más importante es la seguridad jurídica, resulta decisivo para mantener e incrementar los puestos de trabajo y la producción que ya tenemos.

El capital, a diferencia de cómo lo veía el Avaro en la Comedia de Moliere, no son riquezas inmóviles, piezas de oro y plata dentro de un cofre, que no desempeñan otra función que la de halagar y embrujar a su dueño.

Capital, en una nación del Siglo XXI, son infraestructuras, institucionalidad, tecnología, valor de marcas, confianza y, en primer lugar, conocimiento y un transparente orden jurídico. Es la diferencia entre usar un serrucho a echar mano de una sierra, emplear computadoras versus papel y tinta. Tecnificación es lo que eleva la productividad de los trabajadores y, en tal forma, sus ingresos.

La Educación, diremos en este punto, ha venido siendo el niño abandonado, en parte a causa de aplicar al sistema erradas prioridades, o como consecuencia de las depredaciones de las pandillas y la agresión a centros escolares. Y sin educación no se logrará equiparar la igualdad de oportunidades que se anhela.