Creyeron repartir riqueza pero reparten escasez

Con esa realidad se está estrellando el déspota venezolano: le ha venido cayendo encima a agroindustrias y sembrados, a fábricas de alimentos, a grupos que elaboran artículos como papel higiénico y medicinas. Pero la riqueza que creyó iba a quedar en sus manos simplemente se esfumó

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El seleccionado Roberto Membreño, posa junto a las modelos y los trofeos de la tercera Copa Pilsenes de fútbol playa. Foto EDH / Mauricio Castro

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2014-03-16 5:00:00

El chavismo se propuso redistribuir la riqueza, pero a lo que ha llegado es a redistribuir la escasez, repartir la falta de todo, generalizar y hacer más dolorosas las penurias de la gente

La riqueza es fruto del conocimiento, señala el pensador y economista George Gilder en un video del Wall Street Journal. Muchos pueblos están literalmente sentados sobre gigantescos yacimientos de petróleo y minerales, o en territorios inmensamente fértiles, pero son muy pobres.

Antes de la llegada de los colonizadores a ese inmenso y rico territorio que son los Estados Unidos, las tribus nómadas de pieles rojas apenas subsistían de la caza del bisonte, cuya carne aprovechaban para comer y su piel para cubrirse y montar sus viviendas. Fue el desarrollo de la agricultura lo que condujo a generar la riqueza del país.

“Riqueza” suelta, en el sentido estricto, existe muy poca: no hay montañas de ropa, cerros enteros de muebles, llanuras donde las medicinas se sacan escarbándolas del suelo, ríos de leche y miel como en el pasaje bíblico de la Tierra Prometida.

Sí existen árboles que dan fruta silvestre al igual que crecen granos que pueden recolectarse, pero con lo que se recoge al azar difícilmente se sostienen asentamientos humanos y mucho menos ciudades.

Los primeros conocimientos, comenzar a saber, fueron un enorme paso hacia adelante del hombre: la lanza y la flecha para la pesca y la caza de búfalos, y la siembra de granos para cosecharlos. Fue hace unos veinte mil años cuando se inventó la agricultura, casi veinte millones de años después de que los primeros homínidos aparecieron sobre la faz de la Tierra.

En tal sentido, lo que sucede en Venezuela en estos momentos ilustra excelentemente lo que dice Gilder: la riqueza es conocimiento, pero el conocimiento o las habilidades no pueden repartirse, como nadie puede repartir a un grupo de personas las dotes de cantante de Rihanna o Justin Bieber.

Con esa realidad se está estrellando el déspota venezolano: le ha venido cayendo encima a agroindustrias y sembrados, a fábricas de alimentos, a grupos que elaboran artículos como papel higiénico y medicinas.

Pero la riqueza que creyó iba a quedar en sus manos simplemente se esfumó, por lo que en lugar de repartir riqueza está repartiendo escasez. Y es que aunque una fábrica son instalaciones físicas, maquinaria, bodegas, oficinas, etcétera, lo que mueve el conjunto es la experiencia, el sentido común, el saber anticipar los gustos y las necesidades del público.

Lo material no es lo importante: vean el caso de La Unión

Es conocimiento saber conjugar capital, ventas, financiamientos, reservas, etcétera, como es parte del saber esencial de los productores escoger bien los equipos de uso, diseñar las instalaciones, dar mantenimiento al conjunto y muchas cosas mas, para elaborar ropa, o materiales de construcción, o alimentos envasados o medicamentos para exportar.

Un muy buen ejemplo de cómo lo material no es lo que importa es el actual y terminado Puerto de La Unión: en cinco años el régimen no lo ha podido hacer funcionar, y no lo han podido hacer funcionar porque carecen de los profesionales y de las entendederas para lograrlo, lo que también vale para el hoyo de más de cien millones de dólares que un grupo de lustrosos incapaces montó en El Chaparral.

De experimento en experimento al desastre…