¿Quieren pasar de profesionales a obreros de la medicina?

En nuestro país la tradición es que un profesional que se capacita, es responsable y tiene categoría moral, es compensado con respeto, ingreso y promociones si labora en el sector público

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El salvadoreño José Salvador Alvarenga llegó hoy a Hawai procedentes de las Islas Marshall. FOTO EDH Agencias.

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2014-02-10 5:00:00

Los médicos que se abstuvieron de votar –-equivale a una renuncia temporal de la condición de ciudadano pensante— tienen que reflexionar en qué condiciones laboran sus colegas en Cuba, lo que es la medicina bajo una dictadura y a lo que se exponen de caer El Salvador bajo los rojos.

Mucho de lo malo está ya pasando en nuestro suelo desde que incapaces tomaron en sus manos la dirección de los servicios de Salud. Se manifiesta en los traslados de médicos con gran experiencia y de muchos que se especializaron en el exterior, para meter a gente por sus entronques políticos, incluidos los graduados en Cuba, donde en las escuelas de medicina falta desde instrumental y equipos con tecnología de punta hasta alcohol e hilo de suturar.

No hay hospital ni clínica en El Salvador que no sufra por las torpes decisiones que toman los jerarcas quiénes, inclusive, siguiendo la norma establecida, insultan a los médicos y especialistas reclamándoles por no tener imaginación, no ingeniárselas para curar enfermos que duermen en el suelo o a quienes no los pueden intervenir quirúrgicamente por no haber ni ropa ni gabachas esterilizadas, pues la esterilizadora se arruinó y no la arreglan.

En Cuba, como es y ha sido en todo país totalitario, los médicos son tratados como objetos. Y dado que “todos somos iguales”, el médico recibe un salario como el de cualquier trabajador manual y de todo empleado estatal, lo que en Cuba son de veinte a treinta dólares por mes.

Los médicos en esto son más afortunados que los abogados, los publicistas, los gerentes y los mercadólogos entre otros, profesiones que no existen allá. Pero menos afortunados que las jineteras, que al menos consiguen que por sus servicios les regalen un par de vaqueros usados y las lleven a cenar.

“Se necesitan buenos médicos, no activistas políticos…”

De todo hay en la viña del Señor y buenos y deficientes médicos hay por doquier. Pero en nuestro país la tradición es que un profesional que se capacita, es responsable y tiene categoría moral, es compensado con respeto, ingreso y promociones si labora en el sector público.

Pero eso desaparece cuando son consideraciones políticas, entronques, designaciones de dedo, represalias por no unirse a directrices oficiales, lo que determina cómo un profesional de la medicina es tratado.

Eso se ha visto por las preferencias que reciben los internos que han “estudiado en Cuba” versus a jóvenes que cursaron aquí en el país o en otras naciones no comunistas.

Lo que está ahora en juego es la independencia de los profesionales de toda naturaleza, desde el ingeniero que quiere competir a base de calidad y precios, no por enchufes, hasta los que ejercen libremente, sean consultores, artistas o músicos. No hay profesión que florezca en países regimentados o bajo dictaduras, como aquí se ha visto con las agresiones a Medicina Legal por no acoplarse a las lineamientos políticos para manipular las cifras de la carnicería.

¿Creen ustedes, respetables médicos, que bajo un régimen de “el Frente” podrán reclamar, exponer a los ciudadanos los problemas que sufren, denunciar tropelías, quejarse por la pésima administración de personajes desfasados cuya única carta de recomendación es la de ser fósiles rojos?

Si eso atañe a los médicos… piénsese en lo que pueden sufrir sus pacientes con la medicina política…