Aunque hablan de alfabetizar estorban el aprendizaje a leer

Más grave todavía es que el niño no recibirá, desde el inicio de su educación, cariño y reverencia por la letra y la escritura, un primer paso para conocer más tarde el tesoro literario de la humanidad

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Luis Aragonés, llevo a España a ganar la Eurocopa del 2008. Foto EDH / Reuters

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2014-02-02 6:00:00

Mientras por un lado los rojos se rasgan las vestiduras sobre el analfabetismo, y de allí las brigadas de alfabetización/indoctrinación que han puesto en marcha, por el otro han suprimido la enseñanza de la lectura a los niños de parvularia, para, en cambio, exigir que sólo se dediquen a jugar.

No sorprende el cambio, que va aparejado con la sustitución de excelentes textos escolares, muchos de ellos producto de la Editorial Santillana, por los cuadernitos sin sustancia y sin calidad que ahora se reparten.

No sorprende porque regimentar a los niños es uno de los objetivos de los comunistas y del “socialismo”. En Cuba separan los niños de sus familias para indoctrinarlos, ponerlos a marchar y suprimir en ellos todo individualismo, su capacidad de pensar, ser independientes.

La regimentación de los niños fue una faceta esencial del régimen soviético, como también de los nacionalsocialistas de Hitler y lo vienen intentando los chavistas en Venezuela. A los niños los condicionan, como Pavlov condicionaba a los perros para salivar al sonido de un timbre, para que obedezcan, sean dependientes de sus amos y sirvan como fuerzas de choque “en defensa de la revolución”.

En esto no se puede ignorar el paralelismo entre los objetivos de los efemelenistas, los que van imponiendo pieza por pieza, y la realidad dentro de las pandillas, que además de ser una organización donde nadie es dueño de nada, se les machaca la individualidad, su independencia, su capacidad para razonar.

Todo es obedecer. Y, por lo mismo, atacar escuelas y maestros es una de sus estrategias. Y para aniquilar lo individual, imponen sus ritos, sus señales, sus palabras, sus modos de vida. Lo que se busca es aplastar la independencia natural de los hombres, como hacía Mayo Sibrián en la guerrilla que capitaneaba Sánchez Cerén: al que se pasaba de la raya…

A esto se agrega lo que dijo el Dante de las puertas del infierno, “los que entráis aquí, abandonad toda esperanza”, no hay retorno, pues los desertores, los que quieren vivir sus vidas, son ejecutados, como la guerrilla ejecutaba al que trataba de escapar.

Pandillas y comunistas

son variantes de la esclavitud

Ambos esquemas son variantes de la esclavitud, donde los que caen en ellos pierden sus derechos como personas, no pueden escapar, carecen de bienes propios, están forzados a obedecer al negrero, comparten desde sus mujeres hasta su ropa y están obligados a permanecer en un territorio.

Y al igual de lo que sucedió en África hace tres y cuatro siglos, se reclutan por la fuerza a nuevos esclavos, en este caso a niños y jóvenes a los que hacen una propuesta casi imposible de rehusar: o entras o mueres.

No enseñarles a leer, aunque haya muchos niños que no aprendan, es una forma de limitar su comunicación con el mundo externo, con otros, estorbar el desarrollo de su personalidad.

Más grave todavía es que el niño no recibirá, desde el inicio de su educación, cariño y reverencia por la letra y la escritura, un primer paso para conocer más tarde el tesoro literario de la humanidad, el principal enlace con la cultura y la sabiduría de nuestros antecesores. Y aunque sean pocos los escolares que después de aprender a leer se sumerjan en la gran producción literaria mundial, son ellos los que orientan al resto, los que marcan los rumbos por seguir.