Retienen a una periodista que hacía su trabajo

Los periodistas son los ojos, oídos y la voz de la gente, la que tiene el derecho a saber, a conocer lo de bueno o de malo que sucede en su país, lo que se hace dentro de las instituciones públicas

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Así son los nacimientos que decoran los hogares de los salvadoreños

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2013-12-19 6:00:00

Por tomar vídeos dentro de las instalaciones del ISSS, una fotoperiodista de EL DIARIO DE HOY fue retenida por guardias de seguridad quienes la quisieron forzar a que borrara la grabación. Es una reacción natural: saben que adentro las cosas andan mal…

Las tomas fueron hechas a iniciativa de ella, quien, como periodista, dispone lo que va a fotografiar, filmar, grabar o anotar. Posteriormente el material se entrega a los editores de la publicación para la cual trabaja, quienes deciden lo que se publica y la forma en que se hace.

Son procedimientos normales, la labor cotidiana de reporteros, entrevistadores, camarógrafos y además del público interesado en someter a un diario o una emisora, lo que ha recogido en la calle.

Los periodistas son los ojos, oídos y la voz de la gente, la que tiene el derecho a saber, a conocer lo de bueno o de malo que sucede en su país, lo que se hace dentro de las instituciones públicas, la forma en que se gastan sus impuestos y se dispone de los recursos de una nación.

No es usual que las autoridades interfieran o impidan la labor de periodistas; lo normal es que dejen hacer, dejen pasar. Y es normal, además, que la gente llame a los periódicos y emisoras cuando ve algo de especial, de irregular, de indebido o de amenazante, como, además, hay quienes acuden con sus quejas a los medios noticiosos cuando sienten que sus derechos han sido atropellados.

Lo lamentable es que censurar, impedir, cerrar fuentes, negar información, boicotear y tomar represalias viene siendo la norma desde que el actual régimen asumió, y asumió partiendo de la falsa imagen que propagaron, de ser los campeones de la libre expresión, los que perpetraron horrores a lo largo de doce años “para que en el país se pudiera hablar sin mordazas”.

Unos anhelan la libertad, otros se regodean con la servidumbre

Nadie que conozca la historia contemporánea, o la historia monda y lironda, espera, sin embargo, que regímenes autoritarios ni menos regímenes con tendencias marxistas, toleren la libre información, que se diga o se critique sin tapujos.

Y controlar los medios, intentar ponerle bozales a la gente, es lo primero que hacen los autoritarios, lo que se impuso en la Unión Soviética tan pronto los bolcheviques tomaron el poder, lo que sucedió en Cuba a los pocos meses de entronizarse los Castro, lo que viene haciendo Chávez primero y Maduro ahora, lo de Correa en Ecuador que, inclusive, piensa prohibir la importación de papel periódico para que los ecuatorianos queden sin nada que leer.

Se dice que toda la oscuridad del universo es incapaz de apagar la luz de una vela, símil muy hermoso que apunta a una realidad: a la gente la pueden encerrar, pero la gente sigue pensando y sigue comunicándose, aunque con frecuencia, bajo riesgo de sus propias vidas. Y, eventualmente, como sucedió con el imperio comunista, esas voces acaban por derrumbar las dictaduras, como Josué con sus trompetas las murallas de Jericó.

Los salvadoreños que piensan deben continuar vigilantes para impedir que usurpen sus libertades y los sometan a la dictadura del silencio. Nunca se ceja en esa lucha, pues al lado de los que anhelan vivir en sociedades abiertas y tolerantes, hay otros que se regodean de ser siervos.