Otra vez proponen montar cacerías de brujas

La avaricia conduce a la ruina, como la persecución fiscal en El Salvador en lugar de generar bonanza, lo que está causando es una calamidad general

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Bill Hybels participará de la cumbre de liderazgo en videoconferencia. edh /archivo

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2013-08-11 8:00:00

Las burradas son de larga vida, como la propuesta que viene haciendo una diputada de perseguir públicamente, con escarnio, a personas y empresas que tengan deudas con el fisco o que se sospeche que no pagan puntualmente sus impuestos.

Al final la cordura prevaleció, o más bien se impuso lo razonable sobre lo que constituía un atropello y un abuso de autoridad, que además se prestaba para montar cacerías de brujas y era un claro producto del resentimiento social de algunos.

Como lo señaló ANEP, ya hubo ocasión en que diputados denunciaran supuestos deudores con el fisco, pero luego se demostró que los cargos eran falsos, además de basarse en erradas interpretaciones de la ley. Que un contribuyente tenga en proceso un recurso de revisión, como ejemplo, no quiere decir que está defraudando a Hacienda.

En cualquier caso, las únicas enormes fortunas que no pagan impuestos son las amasadas por los corruptos y las procedentes del narcotráfico, el lavado y el contrabando. Pero al respecto nada se dice en el augusto seno del Parlamento.

En la región, únicamente en Costa Rica se procesa a funcionarios por corrupción, al grado que hay tres expresidentes presos o fugitivos por abusar de sus cargos. Uno de ellos, Miguel Ángel Rodríguez, se quedó con un “donativo personal” (se habla de un millón de dólares, una miseria para lo que sucede en otros países) que un gobierno de Asia tuvo a bien hacerle pero del cual no informó a las autoridades competentes, según se informó en su momento.

La teoría que adelantan los corruptos es que se trata de asuntos privados, de dineros que se recibieron en horas fuera del trabajo, de intercambios entre dos particulares, de un regalo que un amigo tuvo a bien hacerle a otro, de pequeños servicios rendidos por prestanombres.

De eso, como decimos, nada se habla; como contraste, empero, se propagandiza en el sentido de que lo peor que puede alguien perpetrar es no pagar sus impuestos, como si al no pagarlos se causara un profundo e irreparable daño a un país, olvidando que uno de los territorios más ricos y prósperos del mundo es Hong Kong, donde prácticamente no se pagan impuestos.

Unos trabajan y generan riqueza; otros se la quedan y la despilfarran

Al no pagar impuestos, como lo dijo la diputada que no suelta el tema de la persecución pública a los defraudadores, lo sean o no lo sean, los políticos no pueden cumplir con su obra social, que es gastar dinero para en tal forma “estimular” la producción y, como consecuencia, generar empleo y más riqueza.

“O sea, ustedes comerciantes, industriales, transportistas, pequeños negocios, profesionales, técnicos, trabajadores, generen dinero, paguen todo lo que determinemos que debe pagarse para, en tal manera, nosotros políticos lo gastemos y en tal forma impulsemos el quehacer económico”. Son los “estímulos” de los que habla la izquierda hispanoamericana y lo que recomendó Keynes.

Pero ya lo advirtió La Fontaine en una fábula, la de la gallina que ponía huevos de oro: la avaricia conduce a la ruina, como la persecución fiscal en El Salvador en lugar de generar bonanza, lo que está causando es una calamidad general; el país está en bancarrota aunque haya políticos poseedores de enormes fortunas.

Los sectores más capaces generan riqueza y son permanentemente cuestionados; la gente que nunca trabajó es la que la despilfarra y la malversa.