¿Es que van a dispensar aquí garrotazos para los viejos?

Hay aquí una dolorosa realidad que no se puede ignorar: un país crecientemente arruinado y presa de partidocracias ineficientes no va a disponer de recursos para sostener a los jubilados

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elsalvador.com

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2013-07-04 9:00:00

Agarrotazos disolvió la policía sandinista una manifestación de viejos –y de jóvenes estudiantes que les apoyan– en protesta por no recibir sus pensiones de cincuenta dólares por mes, suceso que debe abrir los ojos de todos, pues ese puede ser su futuro.

En la mayor parte del mundo los “sistemas previsionales”, las pensiones, están en bancarrota o al borde de la insolvencia, por un lado debido a la torpe administración y en todos los casos porque los esquemas se asentaron sobre suelos pantanosos y falsas expectativas. Y una de ellas es el deterioro del poder adquisitivo de las monedas, incluido el dólar, a causa de los endeudamientos estatales; los gobiernos gastan mucho más de lo que ingresan, en parte, para sostener sus irrealistas programas de benefactorismo político y personal.

A esto se debe sumar el caso de El Salvador, cuyo régimen retiene una sustancial porción del ahorro de los trabajadores para pagar pensiones de gente que no ahorró y hasta se dice que para cubrir gasto corriente (una burocracia ineficiente e inflada).

El esquema impuesto en el mundo es que los trabajadores activos sostienen a los inactivos, los jubilados. Esto funcionó hasta que cambió la composición demográfica al grado de que ahora hay más viejos y menos jóvenes. Los avances de la medicina y la nutrición y mejores servicios públicos como agua y saneamiento lograron que los viejos vivieran más años, al mismo tiempo que nacen menos niños, lo cual rompe los previos equilibrios. Además, un creciente porcentaje de jóvenes no encuentra empleo y, por tanto, no tiene ingresos que le faculten a cotizar.

De allí el planteamiento que se hacen muchos políticos en Italia y Alemania: los retiros son una quimera; hay que aceptar lo inevitable, que es trabajar mientras se pueda. Y si no se acepta o se quiere, habrá que pasar hambre o convertirse en una carga para sus familias.

Los países empobrecidos no sostienen a jubilados

Políticamente el asunto es explosivo y nadie quiere proponer que suba la edad de retiro, sino pensar que es preferible dar de palos a los viejos mañana, a exponerse a críticas hoy. Inclusive para los comunistas en este país, mantener la edad de retiro es una cuestión “de honor”, expresión que usan sin entender su significado.

Esto llevó a la conjunción de varias lacras, la primera, como es obvio, el manoseo que hace el régimen de “el cambio” no sólo es de los ahorros de los trabajadores, sino también de la Nación entera.

Lo segundo es el desaforado endeudamiento en provecho de la clase política, la clase que no produce pero consume con voracidad, deudas que tendrán que pagar todos, incluyendo los futuros jubilados.

Vaya futuro, llegar a viejos sin seguridad de recibir pensión pero con deuda colectiva, que se paga en un reducido nivel de vida.

Lo tercero, es el deterioro de la producción a causa del populismo oficial, lo que augura mayores precios pero deficientes calidades. Y esto incluye a los alimentos y las medicinas.

Encima de todo hay una dolorosa realidad que no se puede ignorar: un país crecientemente arruinado y presa de partidocracias ineficientes no va a disponer de recursos para sostener jubilados. Si, como ahora, los niños de los hospitales carecen de medicinas para mantenerse vivos y los pacientes tienen que dormir en el suelo, sólo a unos escogidos del régimen les llegará una pensión.