El mensaje inspirador del Presidente de Chile

Los países que, al contrario de Chile, quedan rezagados en innovación, van a sufrir una muerte lenta, lo que apunta al destino de El Salvador si no hay un giro político en febrero próximo.

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Iniesta se encuentra junto a la Selección española en la preparación de la Copa Confederaciones en Miami. Foto EDH / AP

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2013-06-09 6:02:00

¿Cuál fue el consejo del presidente Piñera a los salvadoreños para salir de la pobreza? Nos dijo, en resumen, “coordínense todos en pro del bien común, inviertan, liberen la economía, trabajen con ahínco y en unos años van a lograr a prosperidad…”.

No hay fórmulas mágicas ni atajos en el camino del desarrollo ni existen libros sagrados, como Das Kapital, que definan la ruta a seguir. La fórmula de Piñera es la que han aplicado los países más prósperos de la Tierra, lo que se va construyendo naturalmente cuando hombres libres trabajan en su beneficio y en el proceso benefician al resto de la sociedad.

Chile fue un país emproblemado, desangrado y dividido por las pugnas entre distintas corrientes políticas y además amenazado por un movimiento comunista, que a un mismo tiempo de participación pública tuvo nexos con bandas terroristas, de las cuales la más violenta fue el MIR, culpable de secuestros, asesinatos, asaltos a bancos, destrucción de bienes públicos y privados.

La historia la conocemos: Castro llegó a Chile a emprender una agitación popular sin precedentes; el comunista Allende ganó las elecciones, se inició un período de cambio al comunismo y poco antes que Allende propiciara un autogolpe, el Ejército, dirigido por Pinochet, lo derrocó. En ese momento inicia una transición en busca de políticas y esquema capaces de reconstruir el desastre causado por el socialismo.

La fórmula aplicada a inicio de los Años Ochenta, la de los “Chicago Boys” discípulos de Milton Friedman, premio Nobel, casi desde su arranque fue cosechando éxitos. Se redujo el tamaño del gobierno, se eliminaron regulaciones y restricciones, bajaron aranceles a la importación, se alentó la inversión tanto interna como externa, se consolidó la moneda y el cambio regulado, se puso fin a los controles de precios, se fortaleció la seguridad jurídica y se fue recuperando la institucionalidad.

Todo lo anterior justamente es lo opuesto al camino que el régimen de “el cambio” y los rojos han emprendido en El Salvador.

Ley, trabajo, sensatez, innovación y seguridad es la clave

Chile, que ahora tiene un ingreso por habitante de veinte mil dólares por año, es el único país en Hispanoamérica que es ya del Primer Mundo. Piñera destacó que después de los dos gobiernos dirigidos por socialistas –el de Lagos y de Bachelet, que tuvieron un crecimiento del tres por ciento anual–, bajo su gobierno Chile crece el seis por ciento, el doble.

Para crecer, Chile tiene que ser competitivo en los mercados internacionales. Para ser competitivo se tiene que invertir en ciencia, tecnología e innovación, lo que lleva a la eficiencia. Y la eficiencia se mide con los costos de producción.

Los países que, al contrario de Chile, quedan rezagados en innovación, van a sufrir una muerte lenta, lo que apunta al destino de El Salvador si no hay un giro político en febrero próximo.

Las sociedades abiertas, regidas por el orden moral y el Estado de Derecho, liberan la innovación, la iniciativa y el trabajo fecundo. No hay grupo que pueda levantar una nación si no incorpora a ese quehacer todas las fuerzas vivas, formando y fortaleciendo las cadenas productivas en las que cada uno encuentra su lugar y su tarea.

De allí la insistencia de Piñera: hay que hacer de lado antagonismos, someterse a la ley y la razón y así progresar.