La Ley de Pareto en la Medicina

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elsalvador.com

Por Mario Aguilar Joya

2018-05-25 9:51:40

Wilfredo Pareto, economista del siglo XIX, fue el responsable en especificar, en su forma original, que el 80 por ciento de las tierras en Italia eran poseídas por el 20 por ciento de las personas. O dicho de una mejor manera, el 80 por ciento de la riqueza es controlada por el 20 por ciento de la población, mostrando que no existe una relación de igualdad en la distribución de la riqueza.

Esto se cumplía para otros aspectos, al menos aquellos relacionados a la economía y administración de los recursos. Es así como el llamado “Principio de Pareto” o la “Ley de Pareto” se convirtió en un axioma para aquellos que se dedican a las ventas y para optimizar los resultados en áreas afines; por ejemplo, el 20 por ciento de los clientes proporcionarán el 80 por ciento de las ganancias.

Desde la mención original de la Ley de Pareto se ha hecho referencia a otras actividades que en teoría cumplen la conocida distribución del 80/20 por ciento: “El 20 por ciento de los esfuerzos proporciona el 80 por ciento de los resultados”, “el 20 por ciento de nuestras horas de trabajo nos genera el 80 por ciento de nuestros ingresos”, “el 80 por ciento de las consecuencias proviene del 20 por ciento de las causas”. Afortunada o desafortunadamente, según el lente a través del cual se observe, esto no se cumple en el área de la medicina.

Si un estudiante de medicina espera obtener el 80 por ciento en un examen, aplicándose solamente con un 20 por ciento de su esfuerzo, es seguro que el resultado será un absoluto fracaso. Si el médico en formación solamente tuviera que trabajar un 20 por ciento de su tiempo para cumplir el 80 por ciento de sus obligaciones y así generar su salario, los hospitales sin duda colapsarían por falta de personal médico. Si el personal médico especializado tuviera que concentrarse en conocer solamente el 20 por ciento de las enfermedades más comunes para curar el 80 por ciento de patologías restante, sería larga la lista de enfermedades sin curar.

Es por estos motivos mencionados que se debe enfatizar que el Principio de Pareto es sin duda una propuesta matemática aplicable a aspectos económicos y en ese sentido sí se puede adaptar a algunos aspectos de la medicina: las familias menos favorecidas económicamente tienen que aportar hasta el 80 por ciento de sus escasos salarios para comprar medicamentos, fármacos que en muchas ocasiones deben consumir por largos años, dejando el 20 por ciento restante para cubrir las necesidades de primer orden, como alimentación y otros gastos de vida. Otro ejemplo, el 20 por ciento de la población económicamente más privilegiada dispone de la posibilidad de uso de hasta el 80 por ciento de los medicamentos distribuidos en el país, cuando el 80 por ciento menos favorecido solo podrá tener acceso al 20 por ciento de fármacos. Más o menos el 80 por ciento de la población de América Central no tiene acceso a medicina de especialidad ni a los adelantos recientes de las ciencias medicas y así la lista puede continuar.

Estos datos se generan del “Proyecto Salud Mesoamérica”, que tiene como finalidad disminuir la muerte y enfermedades materno-infantiles, en el 20 por ciento más pobre de la población. Este plan es promovido por el Banco Interamericano de Desarrollo como administrador de los fondos de socios donantes de la Fundación Bill and Melinda Gates, el Instituto Carlos Slim de la Salud y el Gobierno de España.

Este estudio identificó que Mesoamérica es un lugar en donde se ha comenzado a salir de la pobreza, pero en donde todavía persisten inequidades prevalentes. Es por este motivo que debemos recordar que una de las finalidades últimas de la comprensión de la Ley de Pareto en la medicina es la mejoría en la gestión de la calidad médica y la formación de una mejor distribución de la salud. Solamente así mejorará la salud de la población. Esa es una tarea que nos concierne a todos y esta es la razón para que todos, nos eduquemos al respecto.

Médico y
Doctor en Teología