Hoy quiere ser presidente…

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elsalvador.com

Por Teresa Guevara de López

2018-05-19 10:15:54

Hace unos años un desconocido, Nayib Bukele, fue elegido como alcalde de Nuevo Cuscatlán. Pronto comenzó a pintar el municipio de color celeste, partió por mitad las iniciales NC en las entradas del municipio, para quedar solo la N. Puso señalizadores luminosos en la calle principal, que cuando se dañaron no fueron reparados, y vistosos rótulos que pregonaban “que cuando no se roba, alcanzan los impuestos”. Y hasta instaló un espacio para arreglar regalos gratis durante la época navideña. ¡La Tierra Prometida!

Hubo promesas serias de convertir Nuevo Cuscatlán en un municipio modelo. Demolió la alcaldía para construir un edificio digno, alquiló un local para instalar una escuela de artes y oficios, construyó un bulevar que conectó con una importante zona residencial de San Salvador y autorizó la construcción de lujosas urbanizaciones y centros comerciales dirigidos a un mercado de alto valor adquisitivo con cuyos impuestos prosperaría el municipio.

Al terminar su período, su ambición le llevó a aspirar a la silla edilicia de la ciudad capital, pero ese fue el principio de los problemas de su sucesora y admiradora la nueva alcaldesa, porque no se construyó el nuevo edificio de la alcaldía, las oficinas municipales se trasladaron al inmueble destinado a la escuela de artes, aunque en el contrato de arrendamiento claramente se estipulaba que no podía ser destinado a otras actividades que las allí establecidas. Que había una abultada mora, porque no se había pagado el canon de arrendamiento, y los propietarios habían llevado el caso a los tribunales. La alcaldesa intentó conciliar, pagando una parte de la deuda con un cheque que no se podía cobrar según se informó entonces, mientras los propietarios seguían luchando para que les desocuparan el inmueble.

Al comenzar Nayib su campaña por la alcaldía de San Salvador, en un artículo de opinión me referí a él como el candidato adolescente, ya que sus actuaciones y declaraciones tan faltas de lógica y coherencia correspondían más a un joven contestatario, que está en contra de todo lo establecido, pero no a las de un adulto responsable, con alguna formación académica y experiencia política, capacitado para dirigir la alcaldía capitalina. Desde el principio, dio a entender que su lema era hacer lo que le diera la gana, sin preguntar si era posible, legal o conveniente, con un despliegue publicitario exagerado, ya que una de sus empresas se dedica a ese rubro. Quiso dejar bien claro que él traería Nuevas Ideas, que eran las mejores y que su nueva manera de gobernar dejaría atrás todos los errores del pasado. Curiosamente, pronto se descubrió que las Nuevas Ideas no tenían nada de nuevo ni de original, porque eran una copia de la publicidad empleada por la expresidenta del Brasil, Dilma Rousseff.

Su legado a la Alcaldía de San Salvador ha sido desastroso, que comentaremos en próximo artículo. Pero solo comparar el Centro Histórico, que con gran esfuerzo el exalcalde Quijano había comenzado a ordenar, en un momento pareció haber sido víctima de un terremoto. Levantó el pavimento en muchas calles, cerró otras con láminas, encerrando también las principales plazas, y por consiguiente aumentando el número de vendedoras ambulantes obligando a los pobres transeúntes a una carrera contra la muerte para poder llegar a su destino en medio de aquel desorden.

Tampoco se cumplieron los plazos anunciados para terminar la remodelación, con la consabida pérdida económica para los comerciantes formales que pagan sus impuestos. Aunque evidente no considera necesaria una planeación estratégica, Nayib Bukele pretende ser el próximo presidente de la República, si somos tan ingenuos y lo permitimos, olvidando su nefasta herencia que comentaremos en próximo artículo.

Columnista de El Diario de Hoy