La disolución del GRP del partido oficial

descripción de la imagen
Los jóvenes talentos diseñaron un programa que se llama Vision by Spot, con el que participarán en el Mundial de Emprendimiento en Canadá. Foto EDH/ René Estrada

Por Carlos Ponce*

2018-02-20 7:33:30

La Policía aún no ha esclarecido el caso de la agente Karla Ayala. Bueno, en realidad, la forma más acertada de plantear esta falta de efectividad es: el gabinete de seguridad no se ha atrevido a asumir el costo de revelar los detalles de lo que pasó esa noche en que la agente Ayala fue lesionada y desaparecida de las instalaciones del (ahora extinto) Grupo de Reacción Policial (GRP). Los rumores que circulan al interior de la Policía sobre el caso (y todo lo que orbita alrededor de este) son graves. La situación es tan delicada que hacen que la renuencia de las autoridades oficialistas a hacerse cargo abiertamente del caso sea entendible, pero nunca, jamás, aceptable. Tarde o temprano tendrán que dar explicaciones. Hay demasiado interés entre la comunidad internacional para que no sea así.

Detrás de la desaparición de la agente Ayala se esconde una descomposición sin precedentes dentro de la Policía, un caos del que difícilmente se puede regresar si se continúa en la actual dinámica. Entender las causas y motivaciones detrás de esto es vital para corregirlo lo antes posible. Los mismos policías expresan, en secreto, cómo el tiempo se le está acabando al gobierno para que la crisis sea virtualmente irreversible.

Preocupa que ante un problema de esta envergadura el oficialismo no reaccione con responsabilidad, transparencia y de forma técnica. Algunos guardábamos la esperanza de que se alcanzaría un punto de reflexión en el que la gravedad de la crisis haría reaccionar hasta a los más duros agentes partidarios que controlan al gabinete de seguridad. Después de todo, también sus familias viven en este país. No obstante, parece que son inmunes. Incluso en este caso han preferido aferrarse a las sesudas estrategias mediáticas con las que el oficialismo trata de engañar a la ciudadanía. Parece que nunca alcanzaremos un fondo que golpeé y despabile a los titiriteros que montan shows, aunque sean pésimo y poco creíbles, antes de emprender un esfuerzo genuino para solucionar los problemas que nos aquejan.

Este esquema de trabajo, que es eminentemente partidario, tiene ratos de prevalecer, solo que ahora se ha agudizado porque estamos en un año de elecciones y cualquier cosa que pueda influir de forma negativa el resultado de las votaciones, es tóxico para el oficialismo. La influencia partidaria en el manejo del aparato de seguridad es lo que ha descompuesto la Policía.

El GRP que acaban de deshacer no era el mismo que GRP que rescató exitosamente a tanta víctima durante la crisis de secuestro que vivió el país después de la guerra o el que se formó desvelándose y aguantando hambre en tanto operativo en contra de peligrosas estructuras criminales. Ese GRP, galardonado y reconocido a nivel internacional, poco a poco fue desarticulado por el desatino de jefes que han desfilado en la subdirección de áreas especializadas durante los últimos años. El personal veterano, ese que arriesgó sus vidas innumerables veces, progresivamente fue trasladado a otras unidades.

El GRP que desarticularon es el que crearon en los últimos años quienes ostentaban puestos clave al interior de la Policía, nombrados por su lealtad partidaria y no por su trayectoria o preparación profesional. Las unidades policiales más sensibles necesitan de verdaderos líderes que tengan la capacidad de administrar personal sometido a condiciones y situaciones en extremo complicadas. Nombrar a personas sin las cualidades idóneas pone en riesgo este tipo de dependencias. Lastimosamente, el GRP no es la única unidad en donde esto ha pasado. Sobran los ejemplos. Esto pone en perspectiva las voces dentro la Fiscalía que abogan porque se explore la posibilidad de instaurar un cuerpo de policial que no esté sujeto a los vaivenes políticos, adscrito al Ministerio Público.

Criminólogo
@_carlos_ponce