Avancemos en el ???otro??? El Salvador

Desde que regresé a El Salvador junto a mi familia en 2013, he descubierto el ???otro??? El Salvador: un lugar donde conviven personas que aman y se preocupan por su país y que trabajan juntas para tener comunidades más seguras y prósperas.

descripción de la imagen
Un comando de agentes de las aéreas especializadas de la PNC caminaron entre tres a cuatro kilómetros para evacuar a un sargento que resultó herido de bala en sus piernas. Foto por Menly Cortez

Por Larry Sacks*

2017-06-26 8:32:46

En 1999, mientras me encontraba en El Salvador realizando una investigación como estudiante de posgrado, fui asaltado a punta de pistola. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida como cuando vi esa pistola calibre 45 contra mi pecho. Sé que mi encuentro con la violencia es una amenaza que miles de salvadoreños sufren cada día. Pero desde que regresé a El Salvador junto a mi familia en 2013, he descubierto el “otro” El Salvador: un lugar donde conviven personas que aman y se preocupan por su país y que trabajan juntas para tener comunidades más seguras y prósperas.

Mi tiempo como Director de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en El Salvador recién ha terminado. Dejar este maravilloso país no será fácil. Extrañaré su belleza natural, cultura, costumbres y, por supuesto, la comida típica. Pero, sobre todo, echaré de menos al extraordinario pueblo salvadoreño que, a pesar de los desafíos tan graves que enfrenta en su vida cotidiana, mantiene una calidez y un sentido de amistad difíciles de encontrar en casi cualquier otro lugar del mundo.

Ha sido un honor haber trabajado con tantos salvadoreños, ya sea funcionarios de gobierno, líderes empresariales, miembros de la comunidad, padres de familia o jóvenes, todos comprometidos a hacer de El Salvador un mejor lugar.

Resulta fácil desanimarse al leer o escuchar a diario sobre los hechos delictivos que más aquejan a los salvadoreños. Pero, si hacemos una pausa, podemos ver un progreso real.

Es claro que ningún problema puede abordarse de forma aislada. No podemos mejorar la economía sin mayor seguridad y, por supuesto, las oportunidades económicas son fundamentales para reducir la delincuencia. Sabemos que la educación y la capacitación e inserción laboral son parte de la respuesta. Se necesitan más policías comunitarios, jornadas escolares más largas y de mayor calidad, espacios recreativos seguros, parques públicos con buena iluminación, entre otros. Además, se necesitan programas económicos para desarrollar negocios y garantizar que las familias tengan empleos, suplan sus necesidades y hagan prosperar a sus comunidades.

Los países del Triángulo Norte ???Guatemala, Honduras y El Salvador??? reconocen que la lucha contra la delincuencia por sí sola es insuficiente. La Alianza para la Prosperidad integra iniciativas económicas, de seguridad y gobernabilidad para crear una región segura, democrática y próspera donde la gente pueda construir una vida mejor sin tener que abandonar sus países.

Como parte del compromiso en ese marco, el Plan El Salvador Seguro demuestra que en los lugares donde hemos enfocado nuestros esfuerzos con más y mejores policías, educación, rehabilitación de espacios públicos y creación de más empleos y oportunidades económicas, las tasas de criminalidad han disminuido y la percepción pública de seguridad ha aumentado. Los homicidios en los municipios priorizados bajo el Plan El Salvador Seguro han bajado en un promedio del 44 por ciento. Pero esa no es la única medición de progreso. En los municipios donde implementamos iniciativas de prevención del crimen y la violencia y tenemos proyectos de educación, servicios para las pequeñas y medianas empresas y capacitación laboral, los habitantes afirman sentirse más seguros. Expresan que pueden abrir sus tiendas hasta horas nocturnas con mayores ingresos. Que los niños pueden jugar en canchas nuevas y que las familias pueden disfrutar sus nuevos parques públicos. En noviembre de 2016, miles de jóvenes, muchos de las comunidades más violentas, se unieron al movimiento “Generation Now???Yo me Atrevo” para convertirse en agentes de cambio que mejoren sus comunidades y países. Además, algunos jóvenes me comentaron que estaban a punto de irse del país, que no estaban haciendo nada con su vida, pero que al empezar a visitar un Centro de Alcance o aprender un oficio para obtener un buen trabajo, la esperanza volvió. Sé de jóvenes en nuestros programas de educación que nunca pensaron que asistirían a una universidad, pero ahora están estudiando y tienen grandes sueños de cara al futuro.

De ahí que debemos aprovechar este momento para enfrentar el crimen y la violencia directamente, con intervenciones focalizadas. Al mismo tiempo, es claro que tenemos que brindar más oportunidades educativas y económicas a los jóvenes, aun a aquellos miembros de grupos delincuenciales que quieran cambiar el curso de sus vidas, con programas y recursos para construir, no para destruir, el tejido social de sus comunidades. Para tener los recursos necesarios, no hay duda de que El Salvador debe crear las condiciones para hacer crecer su economía y estimular el comercio y la inversión. Para esto son condiciones prioritarias eliminar la corrupción, que roba los recursos de los salvadoreños, y fortalecer las instituciones del gobierno para que sean más eficientes y transparentes.

Específicamente, recomendaría a El Salvador y los donantes:

??? Utilizar datos específicos sobre los tipos de crimen y dónde ocurren para enfocar esfuerzos.

??? Crear relaciones positivas entre la policía y la comunidad. La policía no puede estigmatizar a toda una comunidad o tildar a todos los jóvenes de criminales. De la misma forma, no se puede combatir el crimen si la comunidad no confía en su policía.

??? Desarrollar programas que proporcionen alternativas a jóvenes miembros de pandillas, que ofrezcan ayuda genuina a quienes la busquen y brinden un mensaje creíble contra la violencia.

??? Los sectores público y privado tienen que trabajar más de cerca para mejorar la competitividad de la economía e impulsar el comercio. La inversión del sector privado traerá las tan necesarias oportunidades económicas y de empleo.

??? Establecer alianzas. La participación activa del sector privado y la sociedad civil es clave para el éxito. A través de la responsabilidad social empresarial, las empresas ya están contribuyendo millones de dólares en recursos adicionales para programas de prevención de violencia y educación. ¡Que sigan haciéndolo!

??? Continuar fortaleciendo el sistema de justicia, incluyendo el apoyo a la Fiscalía, para reducir la impunidad y la corrupción a fin de mejorar la confianza pública.

Este es un momento histórico que en un futuro cercano repasaremos. Entonces, sabremos que, en gran parte, debido a nuestro trabajo de hoy, El Salvador y toda Centroamérica se convertirán en una región próspera, segura y bien gobernada, un lugar donde la gente construye sus vidas y establece mejores futuros para sus hijos y nietos.

Aunque en unas semanas me voy a Colombia, donde asumiré las funciones de Director de USAID durante la implementación de los acuerdos de paz y donde tendré que cambiar mi “qué chivo” a “qué chévere”, nunca me olvidaré de El Salvador. Desde allá los estaré siguiendo virtualmente y celebraré los avances de este país al que siempre llevaré en mi corazón.

*Director de USAID/El Salvador