Las tecnologías que definen una época generalmente tienen como cuna una gran potencia geopolítica. La ingeniería romana, por ejemplo, en la Edad Antigua, ayudó a configurar el mundo mediterráneo. En el siglo XVIII, la tecnología británica sostuvo la revolución industrial. Asumiendo el costo de la innovación porque tenían el dinero y, sobre todo, sabían que innovar reforzaría su poder. Estas tecnologías están destinadas a reforzar su poder. Incluso las tecnologías benignas de esas épocas, en su momento, fueron invenciones con fines militares.
Hoy en día, la pieza electrónica clave de los “Smartphone” es el microprocesador; el cual ha sido fruto del trabajo de una gran variedad de científicos e ingenieros patrocinados por el Gobierno de Estados Unidos, que necesitaba una computadora muy ligera para misiles, aviones y otros sistemas militares. Esta nueva tecnología encontró su uso en aviones F-14, misiles balísticos intercontinentales y misiles nucleares lanzados desde submarinos.
Desde 1985, General Dynamics, conocida en ese entonces como GTE, ayudó al ejército de Estados Unidos a crear una red avanzada con un dispositivo que se inventó 12 años atrás. El dispositivo era lo que se conoció como el móvil, el cual enfrentaría su primera gran prueba en la guerra denominada operación Tormenta del Desierto. El ejército estadounidense necesitaba un sistema de comunicaciones inalámbricas confiable, que pudiera ser fácilmente desplegado. El teléfono móvil encajaba perfectamente en la factura requerida. Muchos de los accesorios de los cuales disfrutamos hoy en día, como las APP y sus diferentes funciones auxiliares, fueron desarrollados en su origen para propósitos de inteligencia militar.
La idea de la fotografía digital, por ejemplo, fue desarrollada por la Oficina Nacional de Reconocimiento de Estados Unidos (NRO), como una manera de producir fotografías tomadas por sus satélites. La NRO desarrolló una cámara digital que transmitía imágenes de satélites a bases en tierra. Los descendientes de esta cámara, denominada en esa época “la herramienta contra espías”, en la actualidad se encuentran en todos nuestros teléfonos inteligentes.
Mapas y servicios de localización los tenemos disponibles en nuestros teléfonos inteligentes. El actual y conocido GPS fue originalmente diseñado para guiar con precisión los sistemas y vehículos de las fuerzas armadas. Los satélites que hoy en día hacen posible el GPS en nuestros autos y celulares, están siendo operados por las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos.
Finalmente está el internet, la red global que está a nuestro alcance y cada año con más cobertura poblacional. Esta tecnología fue desarrollada por la Defense Advanced Research Projects Agency. Las últimas generaciones de “Smartphone” cuentan con software de reconocimiento de voz. SIRI, como es conocida, fue originalmente un proyecto financiado por DARPA de SRI International, un instituto de investigación estadounidense.
En estas realidades destaca algo que es obvio, y es que los teléfonos inteligentes, por ejemplo el iPhone, icono de la innovación, es en realidad un compuesto de tecnologías antiguas. Sólo SIRI fue inventada en este siglo. Para darle crédito a Apple, es de reconocer que actualizó esas tecnologías, las fusionó en una sola plataforma y las convirtió en un producto brillantemente empaquetado y comercializable. Sin embargo, lo que se llama “alta tecnología” es con frecuencia una innovación del siglo XX, actualizada para uso moderno y masivo.
Es de reconocer que el ejército norteamericano ha sido la fuente primaria de innovación en la sociedad moderna, plataforma de trasfondo para la administración y operatividad de estos servicios globales, signos de esta civilización. Pero la gente es inconsciente o es indiferente al hecho de que esta tecnología que ahora consideramos pacífica e indispensable para la civilización, fue inventada para permitir a Estados Unidos obtener ventajas geopolíticas y posicionarse.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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