La legislación no es abundante pero es clara y contundente, comenzando por lo básico, tal como lo consigna la Constitución de la República en su artículo 12: “Toda persona a quien se le impute un delito, se presumirá inocente mientras no se apruebe su culpabilidad conforme a la ley y en juicio público, en el que se le aseguren todas las garantías necesarias para su defensa”.
En la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 8, Garantías Judiciales, se dice en sus puntos 2 y 5: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas??? El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia”.
No hay duda alguna sobre el tema; sin embargo, este principio tan claro se vulnera con tanta facilidad por propios y extraños que sin más y sin ningún tipo de miramiento se puede terminar con la imagen, incluso la vida, de una persona vinculada con un crimen o delito. La pregunta de base, ¿por qué, si la ley es clara y contundente? En esta nota quiero aproximarme a dar tres respuestas, al menos tentativas, que expliquen el porqué.
Uno, las mismas instituciones de justicia, principalmente la Fiscalía y la Policía que en primera instancia se enfrentan con un crimen o un delito al que tienen que darle respuesta, suelen pasar por encima de la ley y atropellar a los ciudadanos.
Todavía es frecuente que la policía “llame a los medios” para presentar a los detenidos acusados de tal o cual delito??? esta semana, para no ir muy lejos la supuesta banda de “exterminadores de mareros” en el oriente del país ha sido expuesta ante los medios de información sin siquiera haberse instruido a los detenidos de cargos, mucho menos probárseles los delitos??? simplemente han sido apresados por sospechas de un delito.
Diferenciar entre la investigación policial y fiscal con el proceso judicial es clave para determinar y garantizar los derechos no solo de los imputados sino de las mismas víctimas.
Dos, la “indignación” y presión popular sobre casos emblemáticos suele determinar en más de un caso que la “autoridad” se imponga y haga ver ante la opinión pública que se está haciendo “justicia”; me explico con un par de ejemplos, el detestable aunque “justificado por muchos” exterminio de mareros??? ¡qué bueno!, dicen en sus adentros muchos salvadoreños, aunque del diente al labio condenen que la autoridad tome en sus manos la justicia y asesine a mansalva a mareros involucrados en horrendos crímenes. En este caso, nadie o casi nadie se rasga las vestiduras y denuncia a la autoridad por exponer ante los medios a los detenidos, con esposas y en ropas menores.
Todavía tengo en mi mente los traslados realizados durante este gobierno a los reos de gran peligrosidad de un penal a otro, encadenados, en calzoncillos y a plena luz del día??? o las fotos divulgadas por los carceleros cuando trasladaron al Penal La Esperanza el expresidente Antonio Saca y el grupo de imputados en delitos de cuello blanco (esposados, en calzoncillos blancos y de madrugada) o las exposiciones públicas, luego de la mano dura del juez de la causa, en el caso del expresidente Francisco Flores.
Y tres, la dinámica propia de la noticia y la divulgación de esta por los medios de información, que está montada no solo en la lógica de la información veraz y oportuna para dar a conocer hechos que interesan a la población sino que también generan morbo entre los ciudadanos que están ávidos de “ver caer” a los funcionarios, que “rueden las cabezas” de los poderosos??? y esto, en el peor de los periodismos, es explotado a veces inmisericordemente.
El sensacionalismo junto con el amarillismo, que en principio forman parte de la misma noticia y del quehacer de los medios informativos, por momentos prevalece y se impone al periodismo serio y responsable; sin duda alguna, esto explica de una u otra manera, el atropellar la presunción de inocencia, entre otros derechos de los ciudadanos.
Sin embargo, de manera contundente he de decir que esta no es la causa de fondo de este irrespeto a la persona; realmente la distorsión nace de la misma carencia de institucionalidad y respeto de la ley que garantice contra viento y marea los derechos fundamentales de la persona.
En sociedades de mucho más desarrollo institucional, como las europeas, suelen ser mucho más duros y contundentes con los imputados, sobre todo cuando hay indicios claros de delito; sin embargo, son muy respetuosos de la imagen de la persona, de la de su familia, de las víctimas??? recuerdo que hace una semana, en España, una joven borracha, manejando irresponsablemente, atropelló a unos ciclistas, matando un par de ellos y dejando graves a otros, la policía detuvo a la joven, le hizo todos los exámenes que la incriminaban y por supuesto fue puesta ante un juez que sin duda alguna la condenará a una pena larga??? en todo momento y cuando fue detenida, cuando fue enviada a presión preventiva, cuando fue llevada ante el juez??? siempre se garantizó la imagen de la mujer??? y eso que los hechos estaban claros.
*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
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