Sísifo: del mito griego al mundo actual

Sísifo no tenía opción; todos los demás sí tenemos la opción de modificar la conducta rutinaria que puede tener dominada nuestras vidas.

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La pobreza extrema en 2015 reflejaba 10 % y en 2016 ha aumentado a 10.4 %.

Por Mario Aguilar Joya*

2017-06-23 8:00:06

El personaje mitológico griego llamado Sísifo era hijo de Eolo, dios de los vientos, y de Enárete, descendiente de Prometeo. Según la antigua leyenda griega, a Sísifo se le adjudica el haber fundado la ciudad de Corinto, de donde fue su primer rey. Esta ciudad fue reconocida en la Biblia por la epístola que el apóstol Pablo de Tarso les dirigió alrededor del año 57 de nuestra era.

Sísifo era considerado muy inteligente y un hábil promotor del comercio; sin embargo, debido a múltiples transgresiones cometidas a sus semejantes y al hecho de haber querido engañar a los dioses en su intento de escapar de la muerte, fue condenado por Zeus al peor castigo que pudiera dársele a una persona, una vida rutinaria: Sísifo estaba obligado a subir una enorme roca hasta la cima de un monte en el inframundo, pero cuando estaba a punto de alcanzar la cumbre, la roca rodaba hacia abajo, por lo que, según su eterno castigo, estaba obligado a bajar e intentar llevar la roca de nuevo a la parte superior. La condena no era solamente el intentar llevar inútilmente la roca a la cumbre; el verdadero castigo consistía en que era un esfuerzo infructuoso sabiendo que nunca sería finalizado con éxito y el hecho de convertir su acción en un evento eternamente rutinario.

Tan impactante ha sido la leyenda de Sísifo que Albert Camus (1913-1960), famoso por sus obras sobre lo absurdo y por haber sido nominado Premio Nobel de Literatura, escribió en 1947 un ensayo filosófico sobre el mito de este personaje, en donde planteaba la posibilidad de un “Sísifo feliz” que no reniega de su rutinaria existencia y que esta puede ser tan absurda o válida como cualquier otra, según el matiz que cada uno de nosotros le podamos dar.

Es en esta perspectiva que muchas personas pueden tener inmersas sus existencias, en donde precisamente subsisten pero no viven. Son atados por las rutinas del día a día, creen poder sobre llevar la carga y éxitos de vidas en forma tangencial en sus vidas. Es a ellas que debemos recordarles que Sísifo no tenía opción; todos los demás sí tenemos la opción de modificar la conducta rutinaria que puede tener dominada nuestras vidas.

Es por estas razones que ocasionalmente debemos recordar a Sísifo, no por su eterno castigo ni por su rutinaria condena; creo que debemos rememorar y reevaluar su situación desde otra perspectiva, aquella que nos permitirá prevenir vivir rutinariamente la única vida que disponemos. Solamente así podemos volver a ver al personaje descrito como un verdadero amante de la vida a pesar del castigo de la rutina eterna y alguien que a pesar de todo venció la tan temida muerte.

De esta manera tendrá sentido la frase con la que Albert Camus inicia su ensayo sobre El Mito de Sísifo: “Oh, alma mía, no aspires a la vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible”.

*Médico
y colaborador de El Diario de Hoy.