Las cosas horrendas que las personas se han hecho unos a otros

Estamos rodeados de señales que revelan el depravado estilo de vida de nuestros antepasados, pero apenas somos conscientes de ello, esta es una de las ideas de Pinker, un autor polémico que reflexiona sobre la violencia.

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Por Ricardo Chacón*

2017-05-27 9:16:25

He querido recoger esta cita del libro de Steven Pinker, “Los ángeles que llevamos dentro”, obra que llegó a mis manos circunstancialmente y que devoro literalmente paso a paso, admirado no solo por las historias de violencia que se han cometido a través de las diferentes civilizaciones, sino porque materialmente viene a mi mente lo que estamos padeciendo los salvadoreños, la violencia en su máxima expresión.

Y no es para menos, esta semana particularmente ha sido extrema, me refiero a los más de quince mil asesinatos registrados en los últimos tres años del segundo gobierno del FMLN, a la masacre de seis personas, incluido un menor de 12 años, asesinados a mansalva en el oriente del país y abandonados “como perros callejeros” y la historia de tres niñas que no solamente pasaron “acompañando” los cadáveres de sus padres la noche del asesinato, sino porque tienen que sobrevivir en medio de una tremenda pobreza a la par de su abuela que hace de tripas corazón para lidiar no solo con su manutención sino con los traumas propios que han hecho mella en la vida de estas niñas de 2, 4 y 6 años.

Lo que más me ha motivado a entrarle a este libro es la novedosa y diferente tesis que sostiene; con 10 capítulos en más de 900 páginas, en la primera parte del libro se hace un recorrido histórico de la violencia, partiendo de la prehistoria, la edad antigua y media hasta el siglo XX, mostrando cómo los hombres no solo han convivido con la violencia, sino que el pasado ha sido mucho más violento que en la actualidad.

¡O sorpresa con la tesis fundamental de Pinker!, el planteamiento del autor, con datos e historias bien fundamentados luego de una larga investigación, es que la sociedad actual es mucho más segura y los conflictos bélicos están de bajada; el pasado era mucho peor.

Lo primero que sostiene Pinker es que la apariencia, las sensaciones, incluso la opinión pública, nos hace ver y sentir que vivimos en un período de violencia, agresiones pero no nos damos cuenta que venimos de una “realidad que asusta” y el pasado era terrible sobre todo cuando ilustra con uno y otro ejemplo de la prehistoria donde se cuenta cómo un guerrero mataba a sus oponentes con flechas, que extraía luego de los cadáveres para utilizarlos nuevamente, o el llamado Hombre de Lindow, cuyos restos se encuentran en el Museo Británico, un druida sacrificado de forma ritual de tres maneras para satisfacer a tres dioses.

La Grecia antigua y sus guerras totales no tienen nada que desear de las destrucciones masivas de la Alemania de Hitler o la obtención del botín del vendido, lo que incluía “disfrutar de la mujeres, monopolizarlas y disponer de ellas a su antojo”. En la página 30 se cierra con una cita de Ulises: “He pasado muchas noches en blanco y muchos días sangrientos en la batalla, luchando contra hombres para conseguir a sus mujeres”.

Pinker es cuidadoso y como buen investigador sabe, y lo dice en su libro, que la Biblia no como texto inspirado al cual no se mete, sino como texto físico es una recopilación de historias a través de los siglos que muestran un ambiente violento que “no veían nada malo en la esclavitud ni en los castigos crueles como dejar ciego, lapidar o despedazar a alguien”.

El espacio se me termina y no quiero aburrirlos con el “recorrido histórico” de Pinker; más bien quiero señalar que el autor sostiene que el mundo de hoy, no obstante que violencia sigue estando presente, ya no tiene por qué temer ser secuestrado y obligado a la esclavitud sexual, al genocidio por mandato divino, a los torneos y los circos letales, al castigo en la cruz, la hoguera o la estrapada por tener creencias impopulares, a la decapitación por no dar a luz un hijo varón, el destripamiento por haber tenido una cita con un miembro de la familia real, a los duelos de pistola por defender el honor.

Probablemente tenga razón Pinker y la “civilidad” actual sea más pulcra y pudorosa por ejemplo con las mujeres y niños, con las minorías, en contra de los genocidios, sin embargo, la violencia del terrorismo demente de los extremistas de hoy nos hace ver “cavernarios”. Y no se diga con la violencia ciega de las maras en El Salvador que han convertido al país en una tierra temerosa, golpeada por los homicidios y las extorsiones de las pandillas nos hacen ver muy mal. Pero la misma civilidad todavía tiene materias pendientes que cursar y aprobar como lo son las cuestiones más estructurales, a saber: la pobreza excluyente, el hambre y la desigualdad grosera.

En fin, y esto es promesa, comentar en las próximas semanas los “demonios interiores” que nos llevan a la violencia: violencia instrumental, afán de dominio, venganza, sadismo e ideología.

* Editor Jefe de El Diario de Hoy.
ricardo.chacon@eldiariodehoy.com