¿Solo nos queda la esperanza?

El mensaje de abrazar la esperanza, recuerda el antiguo dicho que “la esperanza es lo último que se pierde” que lamentablemente describe el panorama de El Salvador para el 2016: Solo nos queda la esperanza

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Por Teresa Guevara de López*

2016-01-16 10:03:00

Los salvadoreños que aguantaron en cadena nacional el mensaje de fin de año del Presidente, escucharon, algunos atónitos, otros indignados y la mayoría decepcionados, que el mandatario ofrecía como programa político gubernamental “abrazar la esperanza”.

En un excelente artículo de opinión, la Lic. Carolina Ávalos afirma que “en política, la esperanza solo la ofrecen aquellos que tienen muy poco que aportar en la solución de los problemas reales” y recuerda cómo don José Ortega y Gasset, filósofo español y escritor de la Generación del 98, gran creyente en la República, cuyo establecimiento apoyó, no pudo ocultar su decepción ante el sectarismo la violencia y el odio que ella generó, expresando su desencanto con la célebre frase: “No es esto, no es esto”. 

Lo mismo podrían afirmar quienes votaron por el Frente, creyendo que la izquierda resolvería todos los problemas del país, con un gobierno que favoreciera a los pobres, cuyos funcionarios que en la guerra arriesgaron sus vidas luchando por la democracia, que se afianzó con la firma de los Acuerdos de Paz, serían ejemplo de honradez, eficiencia y servicio. “No es esto, no es esto” lo que nos prometieron, lo que teníamos derecho a exigir.

El mensaje de abrazar la esperanza, recuerda el antiguo dicho que “la esperanza es lo último que se pierde” que lamentablemente describe el panorama de El Salvador para el 2016: Solo nos queda la esperanza, porque se ha perdido todo lo demás, lo que todos tenemos derecho a aspirar: una mejor calidad de vida, en un ambiente de libertad y paz.

Pero curiosamente, mientras el Presidente pide abrazar la esperanza, su partido mantiene un doble discurso, basado en mentiras y datos falsos, asegurando un crecimiento económico inexistente, buscando apropiarse de los ahorros de los trabajadores, insistiendo en una mejora en la seguridad, con 25 asesinatos diarios, y que quienes ejercen la autoridad son las maras, marcando territorio y autorizando las entradas y salidas. Hasta ordenar el desalojo de comunidades, mientras la policía únicamente cumple con el penoso deber de dar seguridad al vergonzoso éxodo de los ex propietarios, mudándose con todos sus haberes. ¿Quedará todavía esperanza?

Se pensó que la izquierda, formada por gente que venía del pueblo, terminaría con la corrupción, que tanto había criticado, para que los recursos públicos fueran manejados con honradez, en aras del bien común. Pero la realidad ha sido una creciente clase de nuevos ricos, la oligarquía roja, estrenando lujosas residencias, en ciudad y playa, vistiéndose de marca, conduciendo lujosos vehículos, con inversiones que sobrepasan varias veces sus sueldos, con surrealistas justificaciones de herencias o matrimonios con ricas herederas.

Según los griegos, cuando los dioses expulsaron del Olimpo hacia la tierra a la primer pareja de mortales, para aliviar sus futuros sufrimientos regalaron a Pandora una caja con regalos, recomendándole no abrirla. Pudo más su curiosidad, y al abrirla se escaparon los dones de los dioses, extendiéndose por toda la tierra el hambre, el odio, la venganza, la pereza y demás vicios. Únicamente Prometeo, compadecido, pegó su regalo con cera de abeja, para que permaneciera en poder de Pandora, quien comprobó agradecida que ese regalo era la esperanza, que la acompañaría en medio de tanta desgracia. ¿Será ese el mensaje que nos quiso dar el Presidente, que como su gobierno no está dispuesto a cambiar el rumbo, ni tiene la capacidad de cumplir sus promesas de campaña, todo se ha perdido menos la esperanza? No es esto, no es esto, señores del FMLN la democracia y libertad que este pueblo merece y anhela.

*Columnista de El Diario de Hoy.