¿Hay esperanzas de mejorar en el 2016?

Los salvadoreños ya cayeron en la cuenta que la capacidad de la PNC para proteger a la población ha sido rebasada por el crimen organizado

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Fueron miles de clientes participantes.Foto EDH/Xenia Zepeda

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Por Rodolfo Chang Peña*

2016-01-23 7:47:00

El panorama para el 2016 no es tan prometedor que se diga, en las primeras semanas de enero la cifra de homicidios superó los veinte diarios, las extorsiones se han incrementado, lo mismo el accionar delincuencial en los puntos de asalto, no pocas familias han abandonado sus viviendas ante el acoso y amenazas de las pandillas y la capital está tomada por las “clicas”, narcomenudeo, mafias y otras lacras que se han hecho los gatos bravos desde hace varias administraciones y la gente no se siente segura ni en sus casas.

Los antisociales han evolucionado, ahora no solo tienden emboscadas a los agentes de la PNC sino también a los miembros de la Fuerza Armada, custodios, vigilantes, empleados de seguridad, guardaespaldas etc. De lo último que se tiene noticia es que también tienen en la mira a las esposas, hermanos, hijos y demás familiares.

El asesinato de testigos claves se volvió una tradición, lo mismo las represalias contra las familias que se atreven a denunciarlos lo que ha hecho que el temor se apodere de los moradores de colonias y urbanizaciones. 

El transporte público está siendo extorsionado con exigencias de $25,000.00 a $60,000.00 mensuales por ruta, en caso de negarse les destruyen las unidades o continúan ultimando motoristas, cobradores y despachadores.

En algunos lugares las pandillas son las que mandan, ellos deciden quiénes pueden entrar, imponen toques de queda y establecen tarifas que deben cumplirse a rajatabla como por ejemplo cobrar veinte dólares por estacionar vehículos en las calles de la zona controlada por ellos. Para tener una idea del dominio que tienen basta citar el ejemplo de Las Palmas (San Benito) donde en Diciembre pasado exigieron “el aguinaldo” a los residentes.

Desde hace varios años se sabe que cuatro o cinco pandillas bien organizadas se han apoderado de San Salvador y todos los establecimientos formales e informales están “renteados”. Cálculos estimados indican que solamente en concepto de “alquiler de aceras” el crimen organizado percibe de dieciocho a veinte mil dólares semanales.

En la capital existen tantos puntos de asalto que ya no se sabe por dónde transitar con cierto grado de seguridad. El método es prácticamente el mismo, cuando un vehículo se detiene por cualquier razón, dos o tres personas que simulan esperar el bus y sin apariencia de malhechores se acercan y con sus armas golpean los vidrios del vehículo exigiendo el dinero y los objetos de valor del conductor o de sus acompañantes, todo dura uno o dos minutos a lo sumo.

Ante la situación anterior que es la realidad cotidiana y no suposiciones ni percepciones, los salvadoreños ya cayeron en la cuenta que la capacidad de la PNC para proteger a la población ha sido rebasada por el crimen organizado. La delincuencia desde hace mucho rato dejo de ser un problema de inseguridad, prácticamente estamos inmersos en una guerra, basta citar que solamente en el año que acaba de pasar hubo casi 500 enfrentamientos armados entre la corporación policial y los pandilleros. Desafortunadamente no se esperan mayores cambios si continúan las mismas personas con la misma mentalidad y los mismos métodos. 

*Colaborador de El Diario de Hoy.