Carta a Gabriela

Querida Gaby: heredaste la fortaleza mental y la inteligencia de tus padres. No te rindas, ni tú, ni tu familia, ni nadie que crea en la justicia

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Marvin Galeas*

2015-12-18 9:25:00

Querida Gaby: Sé que este diciembre, cuando la inmensa mayoría de familias viven momentos de unidad, alegría y esperanza, la tuya está atravesando días muy tristes y difíciles. Al igual que tú, tengo la íntima convicción moral, que tu padre es inocente. 

Sin embargo esa convicción moral, que estoy seguro que muchas personas comparten, no sirve de mayor cosa frente a un proceso lleno de irregularidades. No soy abogado, pero no es necesario serlo para llamar irregularidades al cambio de juez en medio del proceso, al hecho de que ni la fiscalía ni la querella hayan podido mostrar prueba de ninguno de los delitos imputados y que aún así, el juez haya resuelto enviarlo a prisión y juicio.

Desde el momento en que el nuevo juez, ese señor que en el caso CEL-ENEL dijo textualmente lo siguiente “…dichas actuaciones (las de los acusados) no pueden ser consideradas como legales, no obstante exista una disposición legal que las avale” … la cosa olía mal. Cuando la querella parecía dispuesta a tirar la toalla al no encontrar pruebas, el mencionado juez les aconsejó lo que debían hacer. 

Es más, poco antes de la audiencia, la presidenta de la Asamblea Legislativa y alta dirigente del FMLN, había dicho que antes de darle los votos al juez, que al mismo tiempo aspira a convertirse en fiscal, su partido iba a a observar como se comportaba en el caso Flores-Taiwán. Imagino que para ella y sus compañeros se portó más que bien.

Tan bien se portó que sin hacer peritaje médico alguno, y sin tomar en cuenta que el acusado se presentó voluntariamente a la justicia y que guardó arresto domiciliario sin ningún intento de fuga, lo envió de regreso a las bartolinas. Y no solo eso, sino desestimando la posición de la Fiscalía que había descartado el delito de lavado de dinero. EL juez además de actuar como médico, actuó también como fiscal y atribuyó allí mismo en la audiencia dos delitos más.

Gabriela: conozco a tu padre desde que tú y Juan Marcos eran unos niños. Disfruté mucho las conversaciones sobre tan variados temas que iban desde la filosofía, la literatura, pasando por los obligados temas políticos hasta trivialidades como la música y los deportes. Siempre admiré su fortaleza mental para hacerle frente a situaciones difíciles y siempre le dije con franqueza lo que consideré eran sus errores, cuando me pidió opinión sobre sus actuaciones.

Por supuesto que como todo ser humano, no es un ser perfecto. Pero tu y Juan Marcos saben que es un gran padre, un buen amigo, que fue un gran presidente (Solo hay que comparar la cifras desapasionadamente). Y que cuenta con el inmenso amor de esa gran mujer que es tu mamá.

Aunque ni la Fiscalía, ni el juez, ni la querella presentaron un pedazo de papel que pruebe la culpabilidad de tu papá, aunque el gobierno de Taiwán haya dicho que se sienten satisfechos por la forma en que el ex presidente hizo uso del dinero donado, él está preso. Sorprende que ante este caso, en el que se ha retorcido tanto la justicia, y se ha insultado y denigrado más que razonado, haya tanto silencio de parte de los que debería hablar.

Deberían estar preocupados los que celebran y dan por hecho algo sobre lo que no tienen pruebas, los que a sabiendas de que el ex presidente es inocente armaron esta injusticia, los que por conveniencia política y cobardía guardan silencio, los justos que tienen miedo. Deberían preocuparse y expresarse porque si permitimos que de manera arbitraria y a discreción se mande a alguien a la cárcel, mañana esto puede pasarle a cualquiera.

Querida Gaby: heredaste la fortaleza mental y la inteligencia de tus padres. No te rindas, ni tú, ni tu familia, ni nadie que crea en la justicia. Tu bien sabes que el karma, no es más que la ley de la causa y el efecto y que todo, lo bueno y lo malo genera consecuencias. Así que en esta Navidad mantén viva la llama de la esperanza.

Al momento de escribir esta columna, no se conocían aún las últimas resoluciones sobre el caso.

*Columnista de El Diario de Hoy.