Comer bien

Comer bien no es comer mucho ni tampoco solo lo que a uno le gusta. Si tiene sobrepeso, puede ser que este comiendo más de lo que necesita y, seguro que sabe, que es más fácil subir que bajar de peso

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El torneo de pesca internacional se realiza en la Costa del Sol.

/ Foto Por Miguel Villalta

Por Pedro Roque*

2015-10-31 8:07:00

Comer bien, no es comer mucho y menos alimentos condimentados como los que uno acostumbra a comer. Por ejemplo, poniéndole sal a todo, limón, chile, pimienta, salsa de tomate u otras salsas.

Lo que pasa, según me explicó un amigo y excelente cocinero español, es que a la gente que a todo le pone chile, lo que le gusta es lo picante, los que le ponen pimienta, el sabor de la pimienta y a los que a todo le ponen salsa de tomate, les gusta el color, el olor y el sabor a tomate. Y con ellos resulta un desperdicio esforzarse en buscar y ofrecerles nuevas combinaciones de sabores, porque les incita más el chile que pondrán encima, que el nuevo sabor que se les quiere ofrecer. A mí no me gustaban ni me siguen gustando las salchichas, pero en mi tiempo de estudiante con poco dinero, eran una excelente alternativa. Para comerlas prefería las salchichas con salsa de tomate y curry. En cinco años de estudiante en Alemania comí bastantes salchichas y, por lo menos hasta hoy, no he tenido ninguna señal de cáncer.

Desde mi llegada a España, me orienté con la dieta mediterránea, que provee más pescado que carne, más pescado blanco que azul, más carne blanca que roja y, por supuesto, más verduras y frutas que productos de origen animal.

Un tío abuelo español, aconsejando a mi hijo, hace muchos años, escuché que le dijo: con la comida es mejor un bocado menos que uno de más. El estómago te lo agradecerá, y es mejor comer más de una sola cosa que muchas cosas al mismo tiempo. Pues hoy que desde la OMS nos advierte de los riesgos de las carnes procesadas, puede ser un buen momento para revisar la dieta que preferimos disfrutar. En El Salvador tenemos dos, la propia de los productos autóctonos: frijoles, arroz, maíz y la carne de pollo, cerdo y res, tanto de aquí como importada y todos los manjares que se preparan con ellos al estilo salvadoreño.

Y la otra dieta, de los últimos 25 años, de pizzas, hamburguesas, pollo empanizado frito, sándwich y sodas, impulsadas más por la publicidad masiva que por su valor nutritivo.

Hace 30 años y sin darme cuenta, orienté mi alimentación por la vía de la dieta mediterránea, amplísima en manjares y más apropiada al tipo de vida y de trabajo que tengo, y además de sana, es más económica, sobre todo cuando se compran frescas en el mercado, las legumbres, verduras y frutas que mayormente la componen, y en lugares higiénicos, las carnes. Comer bien no es comer mucho, ni tampoco solo lo que a uno le gusta. Si tiene sobrepeso, puede ser que este comiendo más de lo que necesita y, seguro que sabe, que es más fácil subir que bajar de peso y más saludable es comer bien que comer mucho. 

*Ingeniero. Columnista de El Diario de Hoy.
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