Bioeconomía, potencial para la agricultura

Las economías con predominio agrario se beneficiarán, de manera significativa, más de la creciente demanda global de biomasa, si las partes principales realizan su actividad productiva

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Así lucía la terminal del Sitramss el pasado 23 de septiembre, durante ese mes se había anunciado que estaría lista en noviembre.

/ Foto Por EDH

Por Por Ricardo Esmahan*

2015-11-02 7:10:00

La bioeconomía es una política pública que se ha venido desarrollando gradualmente, siendo definida por primera vez como política de Estado en la Unión Europea. La idea de una economía de base biológica ha sido objeto de debate conceptual desde finales de los años Noventa. 

La bioeconomía es un enfoque de la ciencia económica en el cual la producción de bienes y servicios se basa en el uso sostenible de los recursos biológicos, genes, bacterias, biomasa (plantas), animales, la biodiversidad y de los recursos naturales como suelo y agua. Se basa en el aprovechamiento de los desechos que se generan en la transformación de los procesos productivos y el consumo. 

La transición hacia la bioeconomía aumentará aún más la demanda de productos agrícolas y particularmente en los países en desarrollo tendrá un impacto importante en la producción agrícola, basada en pequeñas explotaciones. La creciente demanda de biomasa está transformando al sector de lo alimentario a un complejo sector de suministros y procesamiento de biomasa, transformación de la cual los países latinoamericanos podrían beneficiarse. Nuevas perspectivas podrían surgir para que éstos vayan más allá de ser proveedores de materias primas.

En la actualidad las tierras de cultivo de Europa no son suficientes y requieren de 25 millones de hectáreas de superficie agraria adicional en el extranjero para cubrir su demanda de productos agrícolas; esto equivale al área de Gran Bretaña.

Los recursos biológicos constituyen la base de una bioeconomía y su concepto incluye todo un conjunto de formas de vida; desde los genes, virus, bacterias, levaduras, y microorganismos, en general; hasta, algas, plantas y animales. La conjunción de todos esos elementos en ecosistemas, que en conjunción con los recursos agua y suelo conforman paisajes que pueden ser naturales o intervenidos por la acción humana. Y dado que los recursos biológicos son específicos a su lugar de origen, se puede hablar de bioeconomías, para referirse a situaciones concretas de aplicación de este concepto.

Las naciones deben establecer la prioridad de garantizar la seguridad alimentaria a nivel local, nacional y regional; mientras se aprovecha el desarrollo de la bioeconomía a nivel mundial. Para lograr el objetivo, se deben enfocar a cultivos de alta demanda de trabajo que generen empleo durante su producción y comercialización. Además, enfocarse en asegurar la producción de todos los tipos de biomasa económicamente útil, como son los alimentos, el forraje, el combustible, la fibra etc. Ya sea exportada o utilizada nacionalmente, de manera que no entre en conflicto con la seguridad alimentaria ni la nutrición; y preferentemente en combinación con un monitoreo global del impacto del uso de la biomasa no alimentaria.

Las economías con predominio agrario se beneficiarán, de manera significativa, más de la creciente demanda global de biomasa, si las partes principales de agregación de valor a las materias primas de biomasa realizan su actividad productiva en un sector de procesamiento intensivo en mano de obra.

En Centroamérica, el café es un ejemplo de lo difícil que es la adición de valor a través del tueste de café fresco para la exportación en la mayoría de los países productores. Las preferencias nacionales en cuanto al tipo de café tostado son demasiado diferentes de un país a otro, lo que lleva a que el café tostado no se puede almacenar por mucho tiempo. Sin embargo respecto al café soluble o instantáneo, países productores como la India, Brasil, Tailandia y Ecuador, han pasado a procesar el café, comercializando hasta el 60 % de sus exportaciones como café instantáneo. 

Solo Centroamérica importó, en los últimos 5 años, un total de más de 121 millones de dólares de café soluble. Hay demanda. 

* Colaborador de El Diario de Hoy.
resmahan@hotmail.com