???Una escuela por día??? y otros programas de gobierno. Las dificultades de la evaluación

Sean los resultados que sean, pronto tendremos datos objetivos –limitados sí, pero objetivos-, de los egresados de educación media

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Los migueleños se aprestan a vivir un mes completo de fiestas y carnavales.

/ Foto Por Lucinda Quintanilla

Por Jorge Alejandro Castrillo Hidalgo*

2015-11-09 8:52:00

La evaluación de proyectos y programas exige análisis diferentes de los que se hacen para evaluaciones educativas, pero la definición clara en lo que se debe evaluar es esencial a ambos.
 
Los gobiernos del PCN de los años Setenta también tuvieron programas ambiciosos. Me viene a la memoria el que tenía por lema, “Una escuela por día”, creo que durante la administración del Cnel. Arturo Armando Molina. Interesa aquí, como ejemplo, la evaluación que se habría podido hacer del programa. Supongamos un año de 350 días laborables por cinco años de gobierno, nos daría un total de 1,750 escuelas en la gestión. 

Para evaluar el programa, ¿qué habría debido entenderse?:  a) que se iba a iniciar la construcción  o, b) que se iba a concluir la construcción de una escuela por día. Y respecto a la escuela… c) ¿de cuántas aulas y ambientes, d) ¿”la muy escuela” o con planta docente asignada? e) ¿con material y presupuesto para trabajar?, f) ¿qué niveles: primaria, secundaria? No sé si ese gobierno cumplió la promesa. Puede que alguien sepa si alguna vez fue evaluado ese programa. Que nos ayude y nos lo informe.

Más fácil parecía que se podría evaluar el cumplimiento del programa presidencial “un niño, una computadora”. Para evaluarlo, parecía que  se tendría que: a) conocer a qué estudiantes estaba dirigido el programa (de primer ciclo, de segundo, de tercero, de bachillerato), b) totalizar el número de estudiantes de ese nivel y c) contar cuántas computadoras se repartían en la realidad.  ¡Hecho! El programa cumpliría su meta si se entregaban tantas computadoras como estudiantes se hubiera identificado. Pero no. Un aviso publicado recientemente de la actividad sabatina “Salvador cumple” me hizo dudar: anunciaba que se habían entregado “x” computadoras, beneficiando  a “n” alumnos y a “m” docentes. ¡Ya no es tan sencilla la evaluación! El sitio web de la Presidencia de la República informó en su momento: “El presidente de la República inauguró hoy el programa presidencial “Una niña, un niño, una computadora”, con la entrega de los primeros 6.476 equipos de un lote de 50 mil que se entregarán este año”. Se cuenta con un indicador preciso: tiempo, este año; cantidad, 50 mil. Si para la inauguración se entregaron 6.5 mil equipos, restaría entregar en el año 43,524 Lempitas (así se llaman los aparatos). Pero en el desarrollo de la nota se encuentra lo siguiente: “Con esta primera entrega de computadoras (6,476) se beneficiará a 84 mil 398 estudiantes y a mil docentes de los 346 centros escolares”. ¿Cómo? ¿Seis mil equipos benefician a 84 mil estudiantes y a mil docentes? La relación ya no es uno a uno –como sugiere el lema-, sino de 13 estudiantes por Lempita. ¡Sin contar a los docentes! ¡Se esfuma la  ilusión de evaluar con facilidad el programa! 

El gobierno municipal de San Salvador (la Alcaldía, pues)  aparentemente lo hizo más fácil: 100 días, 100 obras. ¿Qué se entiende por día? 24 horas. ¿Qué se entiende por obra?  Todo: pintar una pared, construir un muro, limpiar un predio baldío, construir una casa comunal, asfaltar una calle. ¿Semántica?  De nuevo, preguntas para afinar indicadores: ¿iniciar o terminar la construcción, la limpieza, la reparación?  Las obras realizadas ¿responden a un plan, a una programación previa, a un presupuesto, a un capricho? Esas serían preguntas básicas para iniciar una evaluación del programa. 

Según el documento del MINED “PAES 2015”  lo que habrá de evaluar dicho instrumento son las habilidades cognitivas de las cuatro asignaturas básicas (Matemáticas, Lenguaje y Literatura, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales). De educación media, tal el nombre de la prueba. Se evalúan algunas habilidades procedimentales y socioemocionales también, pero sin tener valor de promoción (por las dificultades que entraña su evaluación, imagino). 

Sean los resultados que sean, pronto tendremos datos objetivos –limitados sí, pero objetivos-,  de los egresados de educación media. Es una de las utilidades de la evaluación cuando se hace regularmente y con el mismo instrumento.
 

*Colaborador de El Diario de Hoy.