Detrás de la imagen

Detrás de cada médico hay historias de esfuerzo, dedicación y sacrificio. Solo la vocación hace que esto sea posible. Por ello a veces son injustas las críticas. Es fácil criticar cuando se ha dormido bien y cuando se ha comido a la hora

descripción de la imagen

Cooperación italiana invierte un millón de dólares en proyectos culturales.

/ Foto Por Iris Lima

Por José María Sifontes*

2015-10-23 8:48:00

Eran las tres de la mañana y mientras escribía sus notas en el expediente clínico de un paciente, se quedó dormida. La residente de medicina de un hospital de Monterrey estaba de turno (o guardia como se dice en otros países), había atendido a más de quince pacientes esa noche, y simplemente el cansancio la venció. Así, sentada, y con la cabeza junto al expediente le tomaron la foto. La persona, posiblemente algún paciente, subió la fotografía a un blog en el que criticó a la doctora por haberse quedado dormida y no cumplir con sus obligaciones.

Un médico vio el blog y sintió injusta la crítica. Solidarizándose con la doctora escribió que él también se había quedado dormido más de una vez en el trabajo nocturno y subió una fotografía suya durmiendo durante un turno. Poco a poco más médicos y estudiantes fueron subiendo fotografías en situación similar, contando en qué circunstancias se habían quedado dormidos. Todo comenzó a mediados de este año y a estas alturas son miles de médicos alrededor del mundo que han subido fotografías. Con el lema Yo también me quedé dormido el respaldo a la doctora se ha “viralizado” en las redes sociales. Se han subido fotos muy curiosas, médicos o estudiantes durmiendo parados, en grupos, con el estetoscopio puesto, acostados en el suelo o en el compartimiento de las mesas rodantes para transportar medicamentos, encima de libros y en los desvestideros adjuntos a las salas de operaciones.

Debo confesar que en mi época de estudiante yo también me quedé dormido algunas veces en los turnos, una vez ayudando a un cirujano a operar. Estuve a punto de dar con la cara en un abdomen abierto. Solo un súbito ruido me salvó, y al paciente, de la catástrofe, pues ya iba en picada. Agradecí a Dios su misericordia y no pude tener paz el resto de la noche.

Y es que la Medicina es una profesión inhumana, al tiempo que es la más humana de todas. Inhumana en el sentido de que se exige al cuerpo y a la mente más de lo que pueden dar. El sueño, o la falta de éste, es solo una parte de lo exigido. Los médicos, especialmente los que están en formación, a veces trabajan más de 36 horas seguidas, comen en horarios extraños y las rutinas de una persona con un trabajo “normal” llegan a olvidarse. 

Es cierto que existen otras ocupaciones que tienen horarios extenuantes o que el desvelo es parte del trabajo. Pero los que estudian Medicina suman al trabajo físico una gran demanda intelectual. Tienen que absorber una cantidad de información tan vasta como el océano. Se van a casa y tal vez descansen un poco, pero luego usan las horas de que disponen en los libros. 

Pregúntele a un médico si alguna vez se quedó dormido en sus turnos o qué hacía para evitarlo, y tendrá conversación para buen rato. Detrás de cada médico hay historias de esfuerzo, dedicación y sacrificio. Solo la vocación hace que esto sea posible. Por ello a veces son injustas las críticas. Es fácil criticar cuando se ha dormido bien y cuando se ha comido a la hora.

Por supuesto que existen médicos que rehúyen el trabajo y faltan a su responsabilidad. De todo hay. Pero como alguien que ha pasado por ese sacrificado camino, no puedo menos que comprender a la doctora de la foto.

*Médico psiquiatra.
Columnista de El Diario de Hoy.