Ventajas de la innovación

Las escuelas técnicas y las universidades, también tienen que innovar para adelantarse a la preparación de programas en las especialidades que se requieren en las áreas estratégicas de innovación

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Por Pedro Roque*

2015-10-24 8:42:00

Este jueves escuché atento el conversatorio de cierre del evento, “Centros de innovación para la transformación productiva”, promovido por el Insaforp, en el que participaron personalidades de aquí, Colombia y Brasil.

Creo que lo más oportuno es transcribirles las ventajas de la innovación: para los trabajadores, según lo expresó una sindicalista, la innovación significa oportunidad de profesionalización, pues se requerirán personas mejor preparadas en nuevas materias como la automatización o la robotización. Y tiene razón; recuerdo los inicios de la robotización en mi tiempo como manager de producción en Ford Valencia, donde un robot sustituía entre diez o doce personas de trabajos rutinarios y pesados, pero requería para su funcionamiento y mantenimiento a varios técnicos en electricidad, hidráulica y programación.

Que se reconozca que la innovación beneficia a los trabajadores es bueno porque reduce el rechazo a la modernización y les anima a prepararse mejor. Las empresas se benefician por la mejora y la estabilidad de la calidad y la productividad a un precio más competitivo. Y la sociedad, por la misma razón, recibe por un precio competitivo productos estandarizados con una calidad garantizada. El gobierno se beneficia porque las empresas que innovan crecen y pagan sus contribuciones y nuevamente la sociedad porque el gobierno realiza obras de infraestructura y se espera que invierta en educación y salud. Las escuelas técnicas y las universidades también tienen que innovar para adelantarse a la preparación de programas en las especialidades que se requieren en las áreas estratégicas de innovación, y los consultores también deben actualizarse para continuar asesorando a sus clientes en lo referente a la innovación.

Modelos de cómo innovar hay muchos, no hay que inventar nada, por ejemplo los CEEIs, Centros Europeos de Empresas Innovadoras y también de los parques tecnológicos españoles, como resultado de esfuerzos conjuntos entre los gobiernos autonómicos y los sectores industriales como el textil, el alimentario, la madera, el metalmecánico o el plástico. En lo que sí siento que hay que innovar aquí es en la cultura de innovación y asumir, que es mejor y más rápido organizándola como respuesta consensuada entre el sector privado que al final es quien la necesita, promueve e invierte y el público que facilita con leyes y presupuestos las vías de innovación.

¿Es rentable la innovación? Sí, a corto plazo para el sector privado, para la sociedad, más bien a medio plazo. ¡Hay que hacerlo? El problema aquí, será ponerse de acuerdo en los qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué y, lo más complicado, sin protagonismos ni politización, que creo será lo más difícil, por como vemos que se vienen desarrollando las cosas en nuestro país. Pero , “la semilla ya se sembró, hay que abonarla, regarla y hacerla crecer con cariño y delicadeza”.

¿Es posible? Sí, la primera innovación es ponerse de acuerdo. ¡Manos a la obra!

*Ingeniero. Columnista de El Diario de Hoy.
www.centrodecalidadyproductividad.com