Estadísticas de terror

Tal como sostienen expertos en campañas políticas, lo que naturalmente priva en el ánimo de la gente es cómo anda la billetera de cada quien, excepto cuando se encuentra en riesgo su cabeza y/o la de sus familiares

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La Pandilla 18 Revolucionarios que opera en Tecoluca y Zacatecoluca mató con saña al cabo de la Policía Nacional Civil (PNC), Moris Adalberto González García, de 43 años.

/ Foto Por Cortesía

Por Eduardo Torres*

2015-09-01 9:05:00

El fenómeno de las protestas es de carácter global pero las que se producen en América Latina, como se puede ver en Brasil con el escándalo de Petrobras y en Guatemala con “La Línea”, indica con claridad que no se tolerará más la corrupción, aunque no sea este el único detonante para que salga la gente a las calles. La globalización, como pudimos observar durante la “Primavera Árabe”, produjo mentalidades que aspiran hacia el Primer Mundo, que claman por libertad y modernidad. Fue así como cayeron regímenes despóticos. Que se haya fortalecido ISIS en esa región del globo es más producto de su estructura medieval, que de anhelos y aspiraciones de quienes se la juegan por mejores condiciones de vida.

En nuestra región, es de resaltar el trabajo de un grupo de fiscales en Brasil y la robustez de su sistema judicial, para haber realizado la investigación “Lavo Jato”, que está tumbando políticamente al gobierno de Rousseff y a su partido PT. En Guatemala, la Fiscal General y la CICIG sostienen que los jefes de la banda conocida como “La Línea” –¡Mamma mia!– eran el presidente y la vicepresidenta de la República. Venezuela aparte –porque es un caso aparte: de fracaso absoluto–, hay también protestas contra el autoritarismo y los abusos de poder en Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, Honduras y México. Y eso que venimos saliendo de una época de supuesta bonanza en América Latina por lo que fue el boom de los commodities.

Tal como sostienen expertos en campañas políticas, lo que naturalmente priva en el ánimo de la gente es cómo anda la billetera de cada quien, excepto cuando se encuentra en riesgo su cabeza y/o la de sus familiares. Y es precisamente esto el efecto de lo que está sucediendo en nuestro país. ¿O acaso hay otra forma de interpretar que fuera agosto el mes en el que más muertes violentas ha habido, desde que se llevan estadísticas al respecto? Así las cosas, resalto como algo positivo el que tras semanas de acusaciones políticas de supuestos ataques contra la institucionalidad y las consiguientes contraacusaciones, se sostuviera la reunión de la semana pasada en Ataco.

En primer lugar, por haber estado presentes los secretarios generales de los cinco partidos con representación legislativa y haber asumido compromisos de respeto a la Constitución, de nuestra forma de gobierno, al pluralismo político y al sistema de libertades; no podía esperarse menos, pero siempre es saludable que lo hayan suscrito ante un representante de la OEA y otro del PNUD. A su vez, por haber rechazado en la declaración toda forma de violencia y por la solidaridad expresada hacia las víctimas de la violencia. Y por el compromiso de las instituciones del Estado de contribuir conjuntamente para llevar seguridad y tranquilidad a la población.

En segundo lugar, por el compromiso manifiesto de buscar mediante el diálogo acuerdos en los grandes temas de la agenda nacional, como son Seguridad ciudadana, Crecimiento económico con inclusión, Finanzas públicas, Transparencia y rendición de cuentas, Fortalecimiento institucional, Salud y Educación. A algunos les gustarán más unos temas, a otros nos gustarán otros, o quizá hay muchos temas cuando lo que la mayoría pensamos es que la prioridad deberá ser parar la matanza. Y para intentarlo lo primero que los políticos deben hacer es desactivar la retórica, esos dimes y diretes con olor a insensibilidad, que en nada benefician y les alejan del sentir general de la nación.

Para mí, eso fue lo principal de la reunión de la semana pasada en Ataco, que ante estadísticas de terror en número de homicidios, haya quedado suscrito el compromiso para sensibilizarnos aún más ante la tragedia que sufrimos. 

*Director Editorial de El Diario de Hoy.