Azul y blanco con orgullo

Hagamos patria y defendamos nuestra identidad nacional con pasión. Soñemos con un país pujante, en paz y con una sola bandera: la bandera azul y blanco de El Salvador

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Mercedes Casanellas denunció  públicamente esta semana que su hijo nació el 21 de mayo y que al día siguiente que se lo entregaron, no era el mismo que vio al momento del parto.

/ Foto Por Omar Carbonero

Por José Roberto Miranda A* 

2015-09-04 8:47:00

El salvadoreño es conocido por ser trabajador, amable, buena onda y andar siempre con una sonrisa a flor de piel aún y cuando las penas que lo agobian sean grandes. No se guarda nada cuando de ser anfitrión se trata y siempre procura agradar a los que visitan el país mostrándole las playas, los volcanes, los lagos y los pintorescos pueblos. Y a pesar que la situación que atraviesa nuestro país no es la mejor, el salvadoreño trata siempre de encontrar el lado positivo de las cosas. Ni siquiera la guerra, los terremotos, la delincuencia, ni un mal gobierno como el actual lo achican. Por el contrario, lo arma de coraje para seguir de pie ante la adversidad.

Más siendo honestos, hay algo que no cuadra a la hora de compartir entre compatriotas y es el hecho que cierto grado de malinchismo ha ido calando en una parte de la sociedad. Éste provoca que algunos se expresen despectivamente de lo nuestro para respetar y admirar solo lo de afuera. Para el caso, cuando se habla de música, de deportes, sitios turísticos, comida y muchas cosas más, se tiende a ver de menos lo nacional. Sin duda que otros países poseen grandes atracciones: artistas internacionales, ligas de fútbol de primer nivel, lugares turísticos de lujo, cocina de clase mundial y diversidad de sectores más donde nos llevan muy por delante.

Pero si se hacen comparaciones, deben de ser con el objetivo de apreciar las fortalezas de los grandes y esforzarse por mejorar continuamente para llegar algún día a esos niveles o muy cerca de ellos; pero no para menospreciarse. Nos debe llenar de orgullo poder vestir la camiseta del FAS, Alianza, Águila o cualquier otro equipo del fútbol nacional; comer pupusas con una “kolashampan” bien helada, apoyar la música de grupos como Amaretto, Edición Limitada y Carrot por mencionar algunos artistas jóvenes. Armar un viaje por la Ruta de Las Flores o irse de gira por el Litoral para disfrutar de grandes paisajes y de las mejores playas de la región. Hay que tener la humildad y valentía de promover lo nuestro y tratar de sumar en beneficio que el país mejore.

Es importante que las nuevas generaciones conozcan nuestra historia y tradiciones. La identidad nacional de un país se construye con el esfuerzo de todos. Y para eso hay que valorar todas las cosas buenas que tenemos y sentirnos orgullosos de ellas. Una nación se desarrolla cuando el sentido de pertenencia es alto, cuando hay satisfacción por formar parte de una población que a pesar de todo no desfallece y sigue esforzándose por tratar de vivir mejor. Los que nos quedamos debemos sentirnos orgullosos por la decisión de jugarnos la vida en el terruño querido y apostarlo todo por verlo salir adelante. 

Septiembre es el mes de la patria y una oportunidad para que vivamos el azul y blanco con orgullo, para que ondeemos nuestra bandera en casas, oficinas, carros y buses. Es momento de cantar el himno nacional a los cuatro vientos y de vestir a nuestra sociedad con los colores patrios. Es tiempo de unir fuerzas y luchar por rescatar los principios y valores que nuestros ancestros dejaron como legado. Es hora de ser salvadoreños, campechanos y felices. Hagamos patria y defendamos nuestra identidad nacional con pasión. Soñemos con un país pujante, en paz y con una sola bandera: la bandera azul y blanco de El Salvador. 

*Colaborador de El Diario de Hoy. 
@jrmirandasv